Dos años atrás empezó a popularizarse el concepto del “Smart Dust” o “polvo inteligente”, un conjunto de nanopartículas que pueden utilizarse como redes de sensores para una amplia gama de aplicaciones.
Wikipedia: El polvo inteligente (en inglés, smartdust) es una red inalámbrica de minúsculos sensores microelectromecánicos (MEMS), robots o dispositivos que pueden detectar señales de luz, temperatura, vibraciones, etc. Los dispositivos también se llaman motas (motes en inglés: de remote sensing) y se trabaja en disminuir su tamaño hasta el de un grano de arena, o incluso de una partícula de polvo. Cada dispositivo contiene sensores, circuitos que computan, tecnología de comunicaciones sin hilos bidireccional y una fuente de alimentación. Los motes recopilarían datos, realizarían cómputos y se comunicarían por radio con otros en distancias que se acercan a 1.000 pies (300 metros).
Cuando están muy juntos o apiñados, crean automáticamente redes altamente flexibles, de baja potencia con usos que se extienden desde sistemas de control del Clima a dispositivos de entretenimiento que trabajan conjuntamente con aparatos de gestión de información específica como un PDA o un iPod.
El concepto de Smartdust fue introducido por Kristofer Pister (Universidad de California) en 2001. Una revisión reciente discute varias maneras para llevar las redes de polvo inteligente desde dimensiones del milímetro al nivel del micrómetro.
El concepto de Smart Dust, inicialmente debía tener una aplicación mediambiental o militar…
Un ejemplo típico de uso sería dispersando cientos de estos sensores alrededor de un edificio o un hospital para supervisar temperatura, humedad o para informar desastres tales como terremotos. También podrían ser utilizados para seguir los movimientos de los pacientes.
Para los militares pueden funcionar como sensores a distancia para controlar los movimientos enemigos, detectar gas venenoso o radiactividad. La facilidad y el barato costo de fabricación de estos dispostivos han despertado preocupaciones sobre la factibilidad de que gobiernos y corporaciones los usen para la invasión de la vida privada.
Pero con el tiempo, el desarrollo del Smart Dust ha evolucionado y actualmente, se están realizando diseños para establecer una interfaz entre cerebros humanos y computadoras, lo que abre un nuevo campo de posibilidades, a la vez positivas y a la vez escalofriantes.
La aplicación del Smart Dust en el cerebro, se ha llamado “Neural Dust” y tiene el objetivo de “vigilar el cerebro desde el interior”.
Los inventores especularon con la idea de que una red de nanopartículas inyectada en el cerebro podría medir la actividad eléctrica de las neuronas, y ultrasonidos para formar una transferencia bidireccional de datos. Este concepto, teóricamente, posibilitaría la lectura, la generación o la posibilidad de alterar la información cerebral.
Dicho de otra manera, permitiría el control mental completo.
De momento, la idea de que alguien introduzca una nube de nanopartículas o nanorobots en nuestro cerebro para controlar nuestra mente, puede parecer algo de ciencia ficción.
Pero lo más preocupante, es que estas teorías ya están en fase de prueba y hace un tiempo ya se consiguió aplicar la técnica en un escarabajo.
Ahora, una nueva investigación publicado por la Universidad Internacional de Florida indica que las pruebas ya se están realizando en ratones. Y las conclusiones a las que llegan son de lo más inquietantes.
Un reciente comunicado de prensa sobre las investigaciones con Neural Dust o Polvo Neural de la Universidad de Florida nos habla de ello como si fuera casi un cuento de hadas, destacandos solo los maravillosos beneficios potenciales de esta tecnología.
Pero a pesar de los beneficios que pueda ofrecer esta tecnología, no debemos olvidar que puede tener terribles aplicaciones militares o de control sobre la población…y que nadie se engañe: si la tecnología está disponible, los gobiernos, las agencias de inteligencia o los ejércitos, las van a usar.
Agencias como DARPA (Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa del Pentágono) , están literalmente obsesionadas por desarrollar tecnologías de control mental y el Neural Dust puede ser una de las armas definitivas.
A continuación, traducimos el comunicado de prensa de la Universidad de Florida, con su mensaje “positivo” sobre dicha tecnología…
Un profesor de la Universidad Internacional de Florida y su equipo, han publicado la noticia de un avance científico que podría conducir al tratamiento no invasivo del Parkinson y otras enfermedades neurodegenerativas.
Los investigadores manipularon de forma remota las ondas eléctricas que existen de forma natural en el cerebro de ratones, una hazaña que tiene implicaciones de largo alcance para la medicina.
La revista “Nanomedicine” está presentando el documento de Sakhrat Khizroev, profesor en el Colegio Herbert Wertheim de Medicina y la Facultad de Ingeniería y Computación.
Sakhrat Khizroev
Con un imán colocado en la cabeza de cada animal, las partículas fueron empujadas a través de la barrera sacados a través de la barrera hematoencefálica, donde “acoplaron” el campo magnético creado externamente, con el campo eléctrico intrínseco del cerebro de los animales. Esto permitió que los investigadores conectaran de forma inalámbrica sus computadoras y equipos electrónicos con las neuronas profundas dentro del cerebro.
Luego, los investigadores enviaron señales a través del ordenador a las nanopartículas MEN, que respondieron mediante la modulación (o cambiando de menor a mayor y viceversa) de la frecuencia de origen natural de las ondas eléctricas del cerebro.
Los pulsos resultantes crearon “estimulación cerebral profunda” que tiene implicaciones para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson y otros trastornos. Esto entra en contraste con el método existente de estimulación cerebral profunda, que implica cirugía invasiva para implantar un electrodo en el cerebro y un dispositivo médico con baterías en otras partes del cuerpo.
Vale la pena destacar que mientras la modulación se llevaba a cabo, los investigadores tenían una visión de la actividad eléctrica en el cerebro. Las nanopartículas o MEN, enviaban la información a un ordenador, lo que permitió a los investigadores confirmar lo que estaba ocurriendo.
El profesor Khizroev cree que los MENs podrían programarse en un futuro para cumplir con cualquier tipo de procedimiento médico relacionado con el tratamiento de diversos trastornos, entre ellos la enfermedad de Alzheimer y el autismo. Cuando estén correctamente dirigidas, las partículas podrían, por ejemplo, usarse para reparar las células o destruir las placas.
Khizroev también cree que los MENs potencialmente podrían permanecer en su lugar dentro del cerebro durante períodos prolongados para liberar fármacos siguiendo un programa establecido.
“Este estudio es un paso fundamental para la apertura de un camino hacia la comprensión del cerebro y el tratamiento de muchos trastornos neurodegenerativos”, afirma Khizroev. “Con esta conexión, podríamos ver y reparar, si es necesario, todos los circuitos eléctricos profundos del cerebro”
Como siempre, la descripción de este tipo de tecnologías, en boca de científicos y médicos, suena maravillosa y altamente ventajosa para toda la humanidad.
Pero en malas manos, como seguro acabará estando, esta tecnología es de lo más terrorífico que hemos visto.
Y no es solo un proyecto como se decía hace dos años en múltiples artículos; ahora ya es una realidad tangible: estamos viendo los primeros pasos de ello en animales muy parecidos a nosotros, como son los ratones.
El análisis y la manipulación del cerebro humano a distancia, abre claramente la puerta para el control mental a distancia; con la excusa de que alguien debería “recibir tratamiento para sus trastornos”, cualquier persona podría recibir una inyección de nanopartículas y ver como su percepción de la realidad es manipulada externamente, o incluso verse expuesta a que determinadas personas le lean la mente o la dirijan directamente, como si fuera un autómata.
No seamos ingenuos. Esperar que este tipo de tecnologías solo tendrán un uso médico, es rozar la tontería.
En el horizonte se dibuja un mundo tan absolutamente horrendo y terrorífico, que incluso sabiendo que estas tecnologías son algo real, se hace difícil creer que todo esto esté sucediendo.
Para impedir que esta espantosa dictadura futura de control de nuestras mentes llegue e establecerse, solo tenemos dos opciones: detener el desarrollo de todas estas tecnologías o acabar con las personas corruptas y malintencionadas que podrían usarlas para controlarnos y convertirnos en esclavos.
Las dos opciones son muy difíciles, pero detener el desarrollo de tecnologías que también pueden beneficiarnos, es algo antinatural e incluso absurdo.
Por lo tanto, toda nuestra lucha debe centrarse en acabar con aquellas élites que de forma segura, usarán estas tecnologías para convertirnos en sus esclavos.
Nos va la vida en ello…
Fuente: http://www.activistpost.com/2015/06/nanoparticles-enable-remote-control.html
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