Premio Nacional de Neurociencia, Tirapu ha dedicado su vida profesional a investigar la relación entre cerebro y conducta. Este especialista alerta del peligro de "domesticación del ser humano" por la tecnología y reivindica "al hombre que se mueve, razona y se emociona".
¿Las patologías mentales son trastornos del cerebro? Lo que hasta ahora se llamaban trastornos o enfermedades mentales tienen un correlato en el cerebro, son disfunciones del sistema cerebral. No son trastornos de la mente sino del cerebro. Cerebro y mente son lo mismo. La mente es el tejido cerebral cosido por los hilos del tiempo.
¿Cerebro e identidad son lo mismo? No, pero en el cerebro está la conciencia de lo que uno es. Nunca se podrá hacer un trasplante de cerebro porque si a mí me trasplantaran su cerebro al despertarse sería usted con mi cuerpo, es decir, le habrían hecho un trasplante entero de cuerpo, porque yo me levantaría con su identidad, por tanto, reconocemos que en nuestro cerebro está nuestra identidad. Hay muchas cosas en el cerebro, pero las más sublimes son las que hemos estudiado más: la inteligencia, la conciencia de cómo soy, la empatía y ahora tenemos mucho interés en estudiar las emociones porque han sido menospreciadas, cuando son cruciales para el funcionamiento humano y son las que en última instancia guían la conducta.
¿Qué relación hay entre cerebro y emoción? No todo está en el cerebro, las emociones están en el cuerpo, que es el escenario donde se despliegan. En el cerebro existe una región, la ínsula, que saca fotografías continuamente de cómo está el cuerpo y hay un momento en que advierte de que en él está cambiando el estado de las vísceras, es decir, de que se está sintiendo una emoción. Por sentido común se piensa que primero se tiene miedo y luego se tiembla, pues sucede al revés, primero se tiembla y luego se siente miedo, porque el cerebro reconoce las señales del cuerpo y dice que eso que se está sintiendo es la emoción miedo.
¿Puede el cerebro gobernar las emociones? Sí, pero no tan fácilmente como la gente cree. Ha habido una corriente en psicología que planteaba algo que parece de sentido común: el ser humano es racional, piensa y puede controlar o dominar las emociones con la razón. La razón está en la corteza prefrontal, justo detrás de la frente, y las emociones hay seis básicas, alegría, tristeza, miedo, ira, asco y sorpresa, con éstas construimos otras más complejas, las emociones sociales, como la culpa, la compasión, el amor están en el sistema límbico. Las vías que van del sistema límbico hacia el cortex prefrontal, o sea de las emociones a la razón, son muchas, pero las que van de la razón hacia las emociones son pocas. Esto quiere decir que el poder de las emociones para contaminar a la razón son muy fuertes, pero la razón tiene muy poca fuerza para dominar al sistema emocional.
¿Tenemos más emociones negativas que positivas? Hay una positiva, la alegría, a las otras las llaman emociones negativas. Esto tiene una implicación importantísima porque si dices que algo es negativo debe ser eliminado, por tanto cuando alguien siente tristeza miedo o ira debe ir rápidamente a un médico para que le anestesie estas emociones. La pregunta que surge entonces es: ¿por qué y para qué la evolución puso este sistema emocional en nuestro cerebro? Son señales de alarma que manda nuestro cuerpo al cerebro para decirnos que algo no va bien y poner en marcha mecanismos para solucionarlo. Me gustaría que la palabra negativa se transformara en desagradable, son emociones que no es agradable sentir, pero que debemos escuchar antes de anestesiar porque nos están diciendo que debemos cambiar algo en nuestra vida.
Dibuja al ser humano como un manojo de emociones y sentimientos... No, estamos planteando que el hombre no es todo lo racional que cree ser y que todos los procesos humanos, por sublimes que sean, son una interacción entre procesos de razonamiento y procesos emocionales. El ser humano es razón y emoción. Lo que nos hace auténticamente humanos es la integración de un magnífico sistema racional con un magnífico sistema emocional. El ser racional puro no existe, salvo la inteligencia artificial o los ordenadores.
¿Y el ser pasional puro? Sí, pero son trastornos de personalidad. Se manejan absolutamente con las emociones, no saben regularlas, tienen problemas de estabilidad emocional. Ser pasional puro no es bueno.
¿Cómo se sabe cuando un cerebro no funciona bien? Lo principal del ser humano es la conducta. Todo lo que trabaja el cerebro se acaba convirtiendo en movimiento. Básicamente somos conducta. A nosotros nos traen una persona en la que se ha observado una conducta anómala, de cualquier tipo, que camine mal o diga que tiene micrófonos en casa y que la policía le persigue, ambas manifestaciones son anómalas, una motora y la otra una idea delirante, y sabemos que eso no responde a la normalidad. Lo que hacemos entonces es ver qué pasa en los cerebros de estos sujetos. Ahora lo podemos hacer con pruebas en las que hacemos preguntas a esas personas y sabemos con bastante finura qué parte del cerebro se activa para contestar a cada una, por tanto podemos hacemos un perfil de qué partes del cerebro son disfuncionantes en diferentes patologías. Además, hoy en día contamos con la neuroimagen funcional.
¿Los daños en el cerebro en qué se traducen? Cuando alguien se lesiona el frontal hemos visto que las lesiones producen diferentes alteraciones dependiendo de dónde estén en el lóbulo: si te lesionas en la zona orbital, justo detrás de la órbita del ojo, serás un tipo desinhibido, jocoso, irresponsables, no atenderás a las normas sociales, no tendrás empatía, te volvías un disocial, con rasgos psicopáticos, de hecho hay casos descritos de psicopatías adquiridas tras lesiones orbitales. Si te lesionas en la zona de la sien, tendrás más alteración en el razonamiento puro, no sabrás razonar bien, además, tendrás cierta apatía. Y si te lesiones por debajo de la órbita del ojo pero un poco más hacia el interior, donde se unen la razón y la emoción, esto es lo a que nosotros más nos ha interesado, vas a tener problemas en procesos de toma de decisiones, de empatía y de conciencia de lo que eres, porque aquí están las neuronas de la empatía.
¿Puede el daño cerebral cambiar la identidad? Sí. Nosotros hemos publicado varios casos. El más llamativo es el de una chica que era monja. Era un persona absolutamente normal. Buena persona, creyente. Tuvo un accidente de coche y se lesionó justo en la zona orbital, encima de la órbita de los ojos, y empezó a tener conductas de consumo de drogas, de promiscuidad sexual, pegaba a sus padres, de hecho tuvieron que poner una orden de alejamiento, incluso intentó matar a su psicólogo con un martillo. Los padres, el entorno e incluso los profesionales no comprenden a estos pacientes muy bien porque les atribuyen mala intención. El problema de los pacientes con lesiones en esta zona es que no tienen ninguna empatía y se dejan llevar por sus instintos más básicos, satisfacer sus necesidades más primarias, esto guía sus conductas. Son casos de psicopatía adquirida, personas que no nacen psicópatas, pero a los que una lesión les hace psicópatas.
¿Y el caso contrario? También hemos tenido gente impulsiva, que corría en coche, que se drogaba y que tras sufrir lesiones en cierta parte del cerebro y ahora son dóciles, fáciles de dominar, obedientes, un tanto pasivos y apáticos.
La familia nos dice cuando los vamos a recuperar que casi los dejemos cómo están. Se gana socialmente con estos pacientes, el problema es cómo se sienten ellos por dentro.
¿Son diferentes el cerebro masculino y el femenino? Hay un estudio en el que a una persona le dan un estímulo doloroso y luego tiene que aplicarlo a otras personas, pero previamente éstas hacen algo y ella debe decidir si se merecen el estímulo doloroso. Las mujeres, independientemente de que lo merezcan o no, activan neuronas para la empatía, en cambio los varones si creen que se merecen el castigo no estimulan las neuronas para la empatía. Las mujeres son más empáticas.
¿Esto tiene efectos ideológicos? El problema de la neurociencia es la interpretación ideológica. Si yo digo lo de la empatía tal vez esté justificando a un maltratador: como los varones tienen menos neuronas para la empatía cuando creen que su pareja se merece el castigo, les dan una paliza y las matan. Me gustaría que la gente tuviera claro que el deber de los hombres de ciencia es explicar las cosas, otra cosa es justificarlas, eso no lo hacemos. Las grietas del conocimiento se rellenan con pasta de ideología y cada uno aplica la que le gusta, por ejemplo, sabemos que cuando ponemos a hombres varios tarros para oler de diferentes líquidos sin que sepan qué son hay uno con el que les cae la testosterona en picado, se les inhibe absolutamente el deseo sexual. ¿Qué hay en ese bote? Lágrimas de mujer. Cuando una mujer llora, en el hombre genera el acercamiento cariñoso, el consolarle, para lo cual ancestralmente el olor de lágrimas hace que caiga la testosterona y se le olvide el deseo sexual y se dedique a lo que debe hacer: cuidar a su pareja, mimarla. Pero ha olido sus lágrimas, ha bajado su testosterona, se ha feminizado en ese rato y puede tratarla con el cariño que merece. Es curioso y bonito.
Es fascinante que el cerebro colabore en el autoengaño humano... El autoengaño es la capacidad del ser humano para mantener la imagen que ha creado durante años de sí mismo. Cada uno de nosotros tiene en su cerebro una idea de sí mismo y ésta le protege de los demás. Esta imagen, en la mayoría, es mejor de la que tienen los demás de mí. No estoy preocupado por la autoestima, la gente la tiene bastante buena. La imagen de uno mismo la guardas en el hemisferio izquierdo, cuando viene información nueva, si va bien con esa idea, la dejas pasar al hemisferio izquierdo para reforzar esa imagen, pero si por el hemisferio derecho entra información que la contradice lo que haces es expulsarla y generar una historia para justificar que esa información no puede ser integrada en el cerebro porque de alguna manera supondría un cataclismo para la idea que tienes de ti mismo.
Existe un debate científico para saber si el ser humano es cada más imbécil o más listo. ¿Hay ya una conclusión? No. Mi idea es que vamos a ser más torpes. Si creo que el ser humano es un ser que se mueve, razona y actúa con sus emociones, tenemos un panorama en el que los sujetos no piensan mucho porque tienen máquinas que lo hacen por ellos y les extraen rápidamente el conocimiento pulsando una tecla y utilizando un buscador llamado Google; no dejamos que las emociones convivan con nosotros porque en cuanto son desagradables las anestesiamos, y en cuanto a la conducta cada vez nos movemos menos, es decir, estamos en el sofá rodeado de mandos y nuestra única dificultad es saber qué mando corresponde a cada aparato. Por tanto,tenemos un ser pasivo, que recibe información pasiva y que tiende a anestesiar sus emociones rápidamente en cuanto son desagradables. Esto crea un ser más torpe, más incapaz, más inútil, limitado.
¿Frente a qué modelo? Reivindico al ser que se mueve, se emociona, razona. Aquel que se mueve literalmente por la curiosidad y el interés por aprender, pero un aprender le sirva para poner en marcha conductas. El aprender para guardar información en el cerebro sin utilizarla no es práctico, así tendremos una gran memoria, pero ¿para qué?
¿Son compatibles la empatía y las redes sociales? Cuando dos personas están una frente a otra lo primero que se miran son los ojos, luego la boca, después la cara al completo y finalmente el cuerpo. Todos hacemos esto. Pero cuando nos escribimos a través del ordenador sin vernos las caras, ¿ no estaremos perdiendo esa riqueza de la mirada, de sostener y decirnos cosas con la mirada? Podría sorprender la cantidad de cosas que podríamos saber de alguien por la mirada.
¿A qué nos puede llevar esto? No estamos viendo a la gente cómo se mueve, cómo nos mira, estamos creando incluso a veces algo que es peor, identidades falsas de nosotros mismos, por ejemplo, con la idea de seducir. ¿Todo esto va a hacer que el ser humano sea cada vez más empático, capaz de resolver situaciones, de razonar o, por el contrario, todo lo va a tener hecho y esta pasividad le va a hacer domesticarse cada vez más? Yo estoy por la idea de que estamos en la segunda fase de la autodomesticación del ser humano. Esta pasividad le va a hacer domesticarse más, ser cada vez más incapaz y estar rodeado de aparatos que hagan las cosas por él.
¿Caminamos hacia la imbecilidad Sí, un poco sí
¿Las patologías mentales son trastornos del cerebro? Lo que hasta ahora se llamaban trastornos o enfermedades mentales tienen un correlato en el cerebro, son disfunciones del sistema cerebral. No son trastornos de la mente sino del cerebro. Cerebro y mente son lo mismo. La mente es el tejido cerebral cosido por los hilos del tiempo.
¿Cerebro e identidad son lo mismo? No, pero en el cerebro está la conciencia de lo que uno es. Nunca se podrá hacer un trasplante de cerebro porque si a mí me trasplantaran su cerebro al despertarse sería usted con mi cuerpo, es decir, le habrían hecho un trasplante entero de cuerpo, porque yo me levantaría con su identidad, por tanto, reconocemos que en nuestro cerebro está nuestra identidad. Hay muchas cosas en el cerebro, pero las más sublimes son las que hemos estudiado más: la inteligencia, la conciencia de cómo soy, la empatía y ahora tenemos mucho interés en estudiar las emociones porque han sido menospreciadas, cuando son cruciales para el funcionamiento humano y son las que en última instancia guían la conducta.
¿Qué relación hay entre cerebro y emoción? No todo está en el cerebro, las emociones están en el cuerpo, que es el escenario donde se despliegan. En el cerebro existe una región, la ínsula, que saca fotografías continuamente de cómo está el cuerpo y hay un momento en que advierte de que en él está cambiando el estado de las vísceras, es decir, de que se está sintiendo una emoción. Por sentido común se piensa que primero se tiene miedo y luego se tiembla, pues sucede al revés, primero se tiembla y luego se siente miedo, porque el cerebro reconoce las señales del cuerpo y dice que eso que se está sintiendo es la emoción miedo.
¿Puede el cerebro gobernar las emociones? Sí, pero no tan fácilmente como la gente cree. Ha habido una corriente en psicología que planteaba algo que parece de sentido común: el ser humano es racional, piensa y puede controlar o dominar las emociones con la razón. La razón está en la corteza prefrontal, justo detrás de la frente, y las emociones hay seis básicas, alegría, tristeza, miedo, ira, asco y sorpresa, con éstas construimos otras más complejas, las emociones sociales, como la culpa, la compasión, el amor están en el sistema límbico. Las vías que van del sistema límbico hacia el cortex prefrontal, o sea de las emociones a la razón, son muchas, pero las que van de la razón hacia las emociones son pocas. Esto quiere decir que el poder de las emociones para contaminar a la razón son muy fuertes, pero la razón tiene muy poca fuerza para dominar al sistema emocional.
¿Tenemos más emociones negativas que positivas? Hay una positiva, la alegría, a las otras las llaman emociones negativas. Esto tiene una implicación importantísima porque si dices que algo es negativo debe ser eliminado, por tanto cuando alguien siente tristeza miedo o ira debe ir rápidamente a un médico para que le anestesie estas emociones. La pregunta que surge entonces es: ¿por qué y para qué la evolución puso este sistema emocional en nuestro cerebro? Son señales de alarma que manda nuestro cuerpo al cerebro para decirnos que algo no va bien y poner en marcha mecanismos para solucionarlo. Me gustaría que la palabra negativa se transformara en desagradable, son emociones que no es agradable sentir, pero que debemos escuchar antes de anestesiar porque nos están diciendo que debemos cambiar algo en nuestra vida.
Dibuja al ser humano como un manojo de emociones y sentimientos... No, estamos planteando que el hombre no es todo lo racional que cree ser y que todos los procesos humanos, por sublimes que sean, son una interacción entre procesos de razonamiento y procesos emocionales. El ser humano es razón y emoción. Lo que nos hace auténticamente humanos es la integración de un magnífico sistema racional con un magnífico sistema emocional. El ser racional puro no existe, salvo la inteligencia artificial o los ordenadores.
¿Y el ser pasional puro? Sí, pero son trastornos de personalidad. Se manejan absolutamente con las emociones, no saben regularlas, tienen problemas de estabilidad emocional. Ser pasional puro no es bueno.
¿Cómo se sabe cuando un cerebro no funciona bien? Lo principal del ser humano es la conducta. Todo lo que trabaja el cerebro se acaba convirtiendo en movimiento. Básicamente somos conducta. A nosotros nos traen una persona en la que se ha observado una conducta anómala, de cualquier tipo, que camine mal o diga que tiene micrófonos en casa y que la policía le persigue, ambas manifestaciones son anómalas, una motora y la otra una idea delirante, y sabemos que eso no responde a la normalidad. Lo que hacemos entonces es ver qué pasa en los cerebros de estos sujetos. Ahora lo podemos hacer con pruebas en las que hacemos preguntas a esas personas y sabemos con bastante finura qué parte del cerebro se activa para contestar a cada una, por tanto podemos hacemos un perfil de qué partes del cerebro son disfuncionantes en diferentes patologías. Además, hoy en día contamos con la neuroimagen funcional.
¿Los daños en el cerebro en qué se traducen? Cuando alguien se lesiona el frontal hemos visto que las lesiones producen diferentes alteraciones dependiendo de dónde estén en el lóbulo: si te lesionas en la zona orbital, justo detrás de la órbita del ojo, serás un tipo desinhibido, jocoso, irresponsables, no atenderás a las normas sociales, no tendrás empatía, te volvías un disocial, con rasgos psicopáticos, de hecho hay casos descritos de psicopatías adquiridas tras lesiones orbitales. Si te lesionas en la zona de la sien, tendrás más alteración en el razonamiento puro, no sabrás razonar bien, además, tendrás cierta apatía. Y si te lesiones por debajo de la órbita del ojo pero un poco más hacia el interior, donde se unen la razón y la emoción, esto es lo a que nosotros más nos ha interesado, vas a tener problemas en procesos de toma de decisiones, de empatía y de conciencia de lo que eres, porque aquí están las neuronas de la empatía.
¿Puede el daño cerebral cambiar la identidad? Sí. Nosotros hemos publicado varios casos. El más llamativo es el de una chica que era monja. Era un persona absolutamente normal. Buena persona, creyente. Tuvo un accidente de coche y se lesionó justo en la zona orbital, encima de la órbita de los ojos, y empezó a tener conductas de consumo de drogas, de promiscuidad sexual, pegaba a sus padres, de hecho tuvieron que poner una orden de alejamiento, incluso intentó matar a su psicólogo con un martillo. Los padres, el entorno e incluso los profesionales no comprenden a estos pacientes muy bien porque les atribuyen mala intención. El problema de los pacientes con lesiones en esta zona es que no tienen ninguna empatía y se dejan llevar por sus instintos más básicos, satisfacer sus necesidades más primarias, esto guía sus conductas. Son casos de psicopatía adquirida, personas que no nacen psicópatas, pero a los que una lesión les hace psicópatas.
¿Y el caso contrario? También hemos tenido gente impulsiva, que corría en coche, que se drogaba y que tras sufrir lesiones en cierta parte del cerebro y ahora son dóciles, fáciles de dominar, obedientes, un tanto pasivos y apáticos.
La familia nos dice cuando los vamos a recuperar que casi los dejemos cómo están. Se gana socialmente con estos pacientes, el problema es cómo se sienten ellos por dentro.
¿Son diferentes el cerebro masculino y el femenino? Hay un estudio en el que a una persona le dan un estímulo doloroso y luego tiene que aplicarlo a otras personas, pero previamente éstas hacen algo y ella debe decidir si se merecen el estímulo doloroso. Las mujeres, independientemente de que lo merezcan o no, activan neuronas para la empatía, en cambio los varones si creen que se merecen el castigo no estimulan las neuronas para la empatía. Las mujeres son más empáticas.
¿Esto tiene efectos ideológicos? El problema de la neurociencia es la interpretación ideológica. Si yo digo lo de la empatía tal vez esté justificando a un maltratador: como los varones tienen menos neuronas para la empatía cuando creen que su pareja se merece el castigo, les dan una paliza y las matan. Me gustaría que la gente tuviera claro que el deber de los hombres de ciencia es explicar las cosas, otra cosa es justificarlas, eso no lo hacemos. Las grietas del conocimiento se rellenan con pasta de ideología y cada uno aplica la que le gusta, por ejemplo, sabemos que cuando ponemos a hombres varios tarros para oler de diferentes líquidos sin que sepan qué son hay uno con el que les cae la testosterona en picado, se les inhibe absolutamente el deseo sexual. ¿Qué hay en ese bote? Lágrimas de mujer. Cuando una mujer llora, en el hombre genera el acercamiento cariñoso, el consolarle, para lo cual ancestralmente el olor de lágrimas hace que caiga la testosterona y se le olvide el deseo sexual y se dedique a lo que debe hacer: cuidar a su pareja, mimarla. Pero ha olido sus lágrimas, ha bajado su testosterona, se ha feminizado en ese rato y puede tratarla con el cariño que merece. Es curioso y bonito.
Es fascinante que el cerebro colabore en el autoengaño humano... El autoengaño es la capacidad del ser humano para mantener la imagen que ha creado durante años de sí mismo. Cada uno de nosotros tiene en su cerebro una idea de sí mismo y ésta le protege de los demás. Esta imagen, en la mayoría, es mejor de la que tienen los demás de mí. No estoy preocupado por la autoestima, la gente la tiene bastante buena. La imagen de uno mismo la guardas en el hemisferio izquierdo, cuando viene información nueva, si va bien con esa idea, la dejas pasar al hemisferio izquierdo para reforzar esa imagen, pero si por el hemisferio derecho entra información que la contradice lo que haces es expulsarla y generar una historia para justificar que esa información no puede ser integrada en el cerebro porque de alguna manera supondría un cataclismo para la idea que tienes de ti mismo.
Existe un debate científico para saber si el ser humano es cada más imbécil o más listo. ¿Hay ya una conclusión? No. Mi idea es que vamos a ser más torpes. Si creo que el ser humano es un ser que se mueve, razona y actúa con sus emociones, tenemos un panorama en el que los sujetos no piensan mucho porque tienen máquinas que lo hacen por ellos y les extraen rápidamente el conocimiento pulsando una tecla y utilizando un buscador llamado Google; no dejamos que las emociones convivan con nosotros porque en cuanto son desagradables las anestesiamos, y en cuanto a la conducta cada vez nos movemos menos, es decir, estamos en el sofá rodeado de mandos y nuestra única dificultad es saber qué mando corresponde a cada aparato. Por tanto,tenemos un ser pasivo, que recibe información pasiva y que tiende a anestesiar sus emociones rápidamente en cuanto son desagradables. Esto crea un ser más torpe, más incapaz, más inútil, limitado.
¿Frente a qué modelo? Reivindico al ser que se mueve, se emociona, razona. Aquel que se mueve literalmente por la curiosidad y el interés por aprender, pero un aprender le sirva para poner en marcha conductas. El aprender para guardar información en el cerebro sin utilizarla no es práctico, así tendremos una gran memoria, pero ¿para qué?
¿Son compatibles la empatía y las redes sociales? Cuando dos personas están una frente a otra lo primero que se miran son los ojos, luego la boca, después la cara al completo y finalmente el cuerpo. Todos hacemos esto. Pero cuando nos escribimos a través del ordenador sin vernos las caras, ¿ no estaremos perdiendo esa riqueza de la mirada, de sostener y decirnos cosas con la mirada? Podría sorprender la cantidad de cosas que podríamos saber de alguien por la mirada.
¿A qué nos puede llevar esto? No estamos viendo a la gente cómo se mueve, cómo nos mira, estamos creando incluso a veces algo que es peor, identidades falsas de nosotros mismos, por ejemplo, con la idea de seducir. ¿Todo esto va a hacer que el ser humano sea cada vez más empático, capaz de resolver situaciones, de razonar o, por el contrario, todo lo va a tener hecho y esta pasividad le va a hacer domesticarse cada vez más? Yo estoy por la idea de que estamos en la segunda fase de la autodomesticación del ser humano. Esta pasividad le va a hacer domesticarse más, ser cada vez más incapaz y estar rodeado de aparatos que hagan las cosas por él.
¿Caminamos hacia la imbecilidad Sí, un poco sí
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