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domingo, 17 de julio de 2011

Fuerzas espirituales en lucha

Ya sé que el mundo se está cayendo en pedazos a un ritmo acelerado (chequen la desesperanza que inspiran los posts de las últimas tres semanas), pero no quisiera dedicarme exclusivamente a reportar tal caída dejando la cuestión espiritual de lado (¡aunque desde cierto punto de vista, reportar objetivamente el estado del mundo es una cuestión espiritual!). Después de todo, es muy poco lo que podemos hacer para mejorar la situación del mundo en términos materiales, especialmente si tomamos en cuenta el alcance y las capacidades del Poder atrás del poder y la historia de revoluciones y movimientos sociales. Pero mientras la lucha por nuestras vidas puede estar irremediablemente perdida, aún podemos luchar por nuestras almas (si es que tenemos).

Permítanme compartir con ustedes un par de importantes lecciones tomadas de ese sensato y sabio viajero que fue Theodore Illion, autor deIn Secret Tibet [En Tibet Secreto] y Darkness Over Tibet [Oscuridad Sobre el Tibet].

Un par de notas de aclaración sobre sus libros: según tengo entendido, sus relatos y críticas sobre la sociedad y religión tibetanas no recibieron muy buena acogida en general, y me imagino que esto se debe a que a todos nos gusta pensar que en contraste con los decepcionantes errores de las grandes religiones organizadas, allá en el Tibet los lamas sí que son santos de verdad, como se esforzara T. Lobsang Rampa en hacernos creer. De modo que Illion es un hereje ante la doctrina New Age de aceptar e inclinar la cabeza ante todo lo que venga del Techo del Mundo a la voz de "Ooommm". Su herejía consiste en acercarse al Tibet como un buscador espiritual de pensamiento independiente, con duras críticas tanto para los lamas y otros místicos del lugar como para el mundo occidental del que él mismo proviene.

La segunda aclaración es que se ha dicho también que sus libros no son un relato fiel de acontecimientos reales en el Tibet, sino más bien una especie de narración ficticia o semificticia escrita con el motivo de disfrazar y exponer verdades espirituales. Luego de casi terminar de leer ambos libros debo señalar que tal evaluación me parece correcta.

Una vez aclarado el asunto, déjenme tomar de su prefacio a Darkness Over Tibet una idea fundamental y extremadamente útil para el sincero buscador de verdades espirituales:

[...] El verdadero entendimiento en asuntos espirituales es el resultado de mucha pelea amarga, de sufrimiento, agonía espiritual y pasión del alma. La vida misma no tendría significado si no hubiera lucha en todos los planos, si todo fuera suave y monótono. Todo lucha en la naturaleza. Cada planta lucha para obtener más luz solar, cada animal pelea por comida; los ángeles mismos luchan. La pelea constante en todos los planos a los que tiene acceso es el derecho de nacimiento de la criatura. ¡Ay de aquél que quiera ponerse al mismo nivel con el Creador y escapar de pelear!


He ahí una lección que nunca se acaba de aprender. La lucha siempre está aquí, en todos los planos, incluyendo el espiritual. Mientras tanto, nuestra naturaleza nos invita y seduce a no pelear, a ignorar los conflictos y a dormirnos cómodamente en nuestros placenteros sueños cotidianos - ¡lo que equivale a pecar contra el alma queriendo "ponerse al mismo nivel con el Creador"!

Aquí me vienen a la mente la filosofía de Don Juan Matus, que veía el camino de la brujería como el Camino del Guerrero, y las explicaciones de Gurdjieff, que describían el Trabajo Esotérico como "sufrimiento consciente".

Illion añade:

También tuve amargas experiencias. En mis viajes me encontré con algunas de las entidades espirituales más elevadas encarnadas en la carne, y no sólo aquéllas que trabajan para el Creador sino también las que trabajan en su contra. 

Incluso los fuegos del infierno tienen su misión. Destruyen al hombre si es débil, pero si es fuerte lo purifican quemando la materia impura.


Este libro [muestra] unos pocos Demonios de la Luz y muchos Demonios de la Oscuridad. Ayudará al lector a darse cuenta de quela espiritualidad es de hecho un océano muy tempestuoso. Las corrientes de la vida se entretejen, y el Bien y el Mal, Luz y Sombra, se encuentran al grosor de un cabello de distancia. [T. Illion, Darkness Over Tibet, p. v, vi]

Bob Marley luchando contra la Oscuridad

Para quienes hemos sido educados en alguna de las grandes religiones es una idea novedosa la de que existen DOS tipos de seres elevados espiritualmente y no uno solo. Se nos ha hecho creer que la batalla espiritual es una del Espíritu contra la Materia, pero como Illion explica más adelante en su libro, la batalla es más bien entre las dos corrientes espirituales, y la materia es sólo el campo de batalla.

Según uno aprende de Illion, la diferencia principal entre ambos caminos es una actitud egocentrista y egoísta contra una actitud de genuino amor y servicio a los demás, y la diferencia no es fácilmente distinguible a primera vista. Un maestro espiritual puede predicar amor y paz, pero tener como objetivo real la paz para sí mismo, o su propia salvación o iluminación. En tal caso los bienes espirituales que se buscan son egocentristas; giran en torno a la importancia personal, como diría Don Juan.

De hecho, el lector atento de los libros de Castaneda quizá halla encontrado un paralelo con la idea que propone Illion. Según leemos en El Fuego Interior,

[Don Juan] dijo que los videntes, antiguos y nuevos, se dividen en dos categorías. La primera queda integrada por aquellos que están dispuestos a ejercer control sobre sí mismos. Esos videntes son los que pueden canalizar sus actividades hacia objetivos pragmáticos que beneficiarían a otros videntes y al hombre en general. La otra categoría está compuesta de aquellos a quienes no les importan ni el control de sí mismos ni ningún objetivo pragmático. Se piensa de manera unánime entre los videntes que estos últimos no han podido resolver el problema de la importancia personal. [Carlos Castaneda, El Fuego Interior, p. 28]
Hace falta mucha perspicacia para darse cuenta de qué camino espiritual pertenece a la Luz y cuál a la Sombra. En mi opinión, la gran mayoría de caminos que encontramos sobre la superficie de este planeta pertenecen a la sombra; no sólo las religiones organizadas, sino casi todas las corrientes alternativas, entre las cuales destaca como muy oscura la del "pensamiento positivo" del New Age; a pesar de sus palabras de "luz y amor", todo el esfuerzo está dirigido para hacernos sentir bien a nosotros mismos, o para obtener bienes espirituales de todo tipo para nuestro propio beneficio.

Es natural que la mayoría de las doctrinas del planeta pertenezcan a la Sombra por el simple hecho de que los seres humanos somos todos egoístas en diferentes grados, y seguiremos siéndolo a menos que hagamos esfuerzos conscientes para dejar de serlo.

Como explica Don Juan, otra diferencia importante entre los dos caminos es la actitud que se tiene hacia uno mismo. Quienes se esfuerzan por seguir el camino de la Luz "están dispuestos a ejercer control sobre sí mismos" (es decir, a superar su egocentrismo) y a "resolver el problema de la importancia personal". Los otros, en cambio, utilizan caprichosamente al Espíritu para su beneficio personal: poder, placer, etc., y poco importa la apariencia externa de la doctrina que sigan, las dulces palabras que la adornen, o incluso la imagen que tengan de sí mismos.

A mí me sirve acordarme de George W. Bush como un ejemplo extremo de servicio a la Oscuridad. Ese patético y desalmado personaje, tan cruel y mentiroso como es, ¡probablemente cree sinceramente que es un santo servidor de Dios y que está luchando por el Bien del mundo!

Ojalá y me fuera igual de fácil acordarme de ejemplos extremos de servicio a la Luz.
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