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domingo, 3 de marzo de 2013

VAMPIROS EMOCIONALES

 

Compartir con estas personas te deja agotado/a mentalmente, deprimido/a, con el ánimo apagado. Incluso un nuevo estudio sugiere que son negativas para tu salud Por suerte, puedes neutralizarlas. Vampiros emocionales.
De acuerdo, el término es bastante dramático, y algunos dirían que hasta excesivo... pero después de un encuentro —por breve que sea— con uno de estos individuos, todos estamos de acuerdo en que es el único que realmente los describe. Después de tratarlos, nos sentimos como si una especie de `Drácula síquico' nos hubiera drenado emocionalmente, dejándonos deprimidos, sin energía, con el ánimo apagado.
 Todos conocemos por lo menos uno. ¿No lo crees? Haz una prueba sencilla: ¿Existe alguien que evitas o rehúyes, sea en persona o por teléfono? ¿A quién te cuesta mucho trabajo devolverle una llamada, porque la sola idea de hablar con él o ella te cansa? Después de compartir con cierta persona, por `agradable' que haya sido el encuentro, ¿te quedas tensa, molesto/a o agotado/a... y muchas veces ni siquiera entiendes por qué? Si has respondido que sí a cualquiera de estas preguntas, no lo dudes: estás lidiando con un vampiro emocional.
 Lo insidioso de este problema, es que puede ser un desconocido... o un ser querido: el padre, el esposo o la mejor amiga. De igual manera, la relación puede ser cercana o distante; la persona agradable o desagradable... pero el efecto que tiene sobre ti siempre es tóxico.
 Existen dos clases de vampiros emocionales
 —ambos igualmente tóxicos— que debes aprender a reconocer. Amenaza invisible

 El primero es el vampiro invisible. Y es que muchas veces, el comportamiento de estas personas no es abiertamente tóxico, por decirlo de esta forma. Por lo tanto, es difícil reconocerlas y `neutralizarlas'.

Después de todo, son pocos los que no captan cuando alguien se comporta de una manera grosera o desagradable con ellos, o cuando trata de ofenderlos de acción o de palabra. Pero dicen que no hay peor contrincante que un enemigo invisible, y es verdad. Muchos vampiros emocionales operan `por debajo del radar'. En otras palabras: su comportamiento tóxico no es evidente; este se oculta detrás de una actitud o unas palabras inocentes. Esto se debe a que ellos envían `mensajes dobles', que es el arte de decir una cosa aparentemente inocua, e insinuar otra muy diferente. Por ejemplo: `Qué bien te queda ese vestido', dice tu `mejor amiga'... antes de agregar: `Incluso te hace cintura'. `Qué bien te ves... para tu edad'. Este tipo de comentario también se conoce como `el dulce envenenado', porque, detrás del elogio, siempre hay una crítica implícita.
 El vampiro solapado también suele recurrir al humor como una forma de atacarte sin dar la cara ni sufrir las consecuencias. La regla que funciona aquí es la siguiente: si él o ella bromean con que tienes sobrepeso o no encuentras pareja... no debes ofenderte, porque se trata de una broma. Cuando Susana, un ama de casa de 32 años, le pidió a su suegro que no le hiciera más chistes sobre su peso, él no solo le hizo sentir que ella era una acomplejada sin el mínimo sentido del humor... `sino que acabó dándome cátedra sobre la importancia de quererme tal como soy. O sea, que el problema acabé siendo yo', contó, indignada.
 El lenguaje corporal también es una estrategia muy común de los vampiros emocionales. Te dicen `Respeto tu decisión'... con una sonrisa cínica en la cara; juran que te aprecian... con los brazos cruzados; te piden que les creas... y desvían la mirada (a veces el gesto es tan sutil, lo que los psicólogos llaman una microexpresión, que no lo captas a nivel consciente; pero sientes que algo simplemente no `cuadra'). Ellos te dicen una cosa, pero tú percibes todo lo contrario.
Esta discordancia crea una confusión interior que, a la larga, te drena. Vale aclarar que, muchas veces, el vampiro emocional no opera a nivel consciente; no sabe el efecto que tiene en los demás. Simplemente, es su forma de ser. Como también ocurre con el segundo ejemplar. Vampiro a la vista...

 La segunda clase de vampiro emocional es más fácil de detectar, pero no menos difícil de sobrellevar. Estos son algunos de los ejemplares más comunes, de acuerdo con las teorías de las expertas en relaciones interpersonales Cheryl Richardson, autora de Take Time for Your Life (Toma tiempo para tu vida) y la doctora Lillian Glass, autora de Toxic People (Gente tóxica).
 Los negativos. Ven el mundo a través de lentes oscuros. Y a ti te toca la ardua tarea de elevarles el ánimo, lo cual es como subir una piedra montaña arriba. `Tengo que buscar trabajo', dice ella. `Ahora hay muchas oportunidades en tu campo', le dices tú. `Sí, pero a mi edad...', apunta ella. `La experiencia vale de mucho', señalas. `Ay, pero las empresas prefieren personas jóvenes...'. Llega el momento en que tú, que tratabas de animarla, acabas más deprimida que ella, y temiendo por tu futuro laboral.
 Los quejosos Se pasan la vida lamentándose de lo mismo —y `lo mismo' puede ser la pareja, el empleo, los hijos, la economía—, pero nada hacen para cambiar la situación. En realidad, esta persona solo quiere quejarse, pues esto le produce un alivio momentáneo. ¿Tú? Después de una sesión maratónica de quejas, en la que al final nada se resuelve, acabas drenada.
 Los criticones. Ponen objeción a todo lo que dices y haces; para ellos, tú nunca das la talla. Por supuesto, insisten en que las críticas son `por tu bien'. Pero la realidad es que te dejan por el piso. Por regla general, estas personas le encuentran un defecto a todo: la película, la cena, el servicio en el restaurante... ¡Son irritantes y ¡agotadoras!
 Los belicosos. Cualquier incidente, por mínimo que sea, provoca en ellos una reacción agresiva. Sientes que debes vigilar lo que dices o haces, para no encender la pólvora, porque cuando estallan, ¡arde Troya! Esto apaga tu espíritu.
 Los débiles e indefensos. Constantemente necesitan que hables por ellos, los defiendas, los apoyes, los protejas... porque ellos, pobrecitos, no saben valerse por sí mismos. Pero, sin duda, llevar todo ese peso sobre tus espaldas te quita hasta la última gota de energía. ¿Ellos? Tranquilos y felices, porque no tienen que hacerse responsables por sí mismos. En este grupo hay que incluir a los `poca cosa' que practican la agresión pasiva; esos que, después de un desacuerdo, te juran que no te guardan rencor... pero luego se olvidan, por ejemplo, de pasar por ti a la hora acordada. Es su forma indirecta de castigarte.
 Los sarcásticos. Sus comentarios —crueles, burlones, en fin: sarcásticos— pueden resultar chistosos, pero cuando ese humor negro siempre va dirigido a ti, acaba por minar tu espíritu. Después de una sesión de ironías y comentarios ácidos, te sientes dolida e insultada.. Su humor hiriente es tóxico para el alma, porque siempre golpea donde más duele.
 Los catastróficos. Siempre están hablando de huracanes, enfermedades, muertes, desgracias y colapsos económicos. Para ellos, la vida es un peligro inminente, y si algo va a ocurrir, seguramente será muy malo. Cinco minutos con ellos acaban con tus nervios. Un peligro real
 Daniel Goleman, autor del best seller internacional La inteligencia emocional, nos asegura que el efecto que nos causan estas personas va más allá de una molestia momentánea. De acuerdo con su último libro, Social Intelligence (Inteligencia social), nuestros intercambios diarios con la pareja, los hijos, el jefe y aun con extraños, moldean la estructura física de nuestro cerebro a nivel celular; esto, a su vez, afecta todas las células del cuerpo, efectuando cambios incluso a nivel genético.
En otras palabras: nuestra reacción ante los demás tiene un impacto biológico en nuestro organismo, ya que durante un contacto social segregamos hormonas que afectan desde nuestro corazón hasta nuestro sistema inmunológico.
Según Goleman, las buenas relaciones son como una vitamina; las malas, como un veneno. Y no solo eso: las emociones ajenas son contagiosas, lo mismo que un catarro. ¿Entiendes ahora por qué es tan importante neutralizar a los vampiros emocionales?

 LOS PASOS CLAVES 
 1- Reconocerlos. Determina en qué categoría cae esa persona que te deja drenada anímicamente. De esta manera nunca te toma desprevenida, pues ya sabes cómo opera.

 2- Mantener el balance interior. Para evitar el contagio, muchas veces entender por qué esa persona tiene ese efecto sobre ti, te ayuda a protegerte de su influencia negativa. Cuando sabes que es ella, y no tú, la que tiene un problema (porque es negativa, belicosa, catastrófica, etc.), puedes mantener una distancia emocional que te permite observar su comportamiento `desde afuera', sin que te afecte.

 3- Alejarte. Si esta persona no es esencial en tu vida, puedes diluir la relación. Muchas veces la costumbre nos `ata' a amistades tóxicas.

 4- Sanar la relación. Si la relación es importante para ti, Cheryl Richardson aconseja que le dejes saber a esa persona de qué manera te está afectando. No se trata de enfrentarla, herirla ni atacarla. En el momento oportuno, cuando ambas estén en buenos términos, debes llamarla aparte y dejarle saber que, justamente porque la quieres y valoras la relación, tienes algo que decirle. `Cuando haces/dices tal cosa, yo me siento tensa/triste/ansiosa/ofendida. Te pido que no lo hagas más'. Esto puede iniciar un diálogo muy sano para las dos.

 Fuente: El poder de nuestra mente
http://ellaberintodeladiosa.ning.com/profiles/blog/show?id=3902956%3ABlogPost%3A14444&xgs=1&xg_source=msg_share_post


 Cómo reconocer a los vampiros emocionales

Comportamiento

Inmaduros, infantiles, seductores y embaucadores... Están en la calle y forman parte de tu entorno; pero debes tener mucho cuidado porque te van robando la energía hasta dejarte vacío.
Elle.es - 29-10-2009
  •                        mente-vampiros-emocionales
“Lo conocí en la universidad, éramos grandes amigos, yo le admiraba, quería ser como él, guapo, inteligente, tenía un don con la gente especial; las cosas sólo le ocurrían a él, y yo era siempre la persona que estaba ahí para todo: aconsejarle, consolarle, ayudarle con los trabajos... Aparecía en mi casa cada vez que me necesitaba, independientemente de que yo estuviera preparando un examen o con otros amigos... Llegó un momento que vivía para sus necesidades. Me sentía vacía, me había robado toda mi energía, mis estudios iban mal y a él, en cambio, todo le iba viento en popa. Cuando me di cuenta ya habían pasado cinco años”. ¿Quién no ha vivido relaciones de este tipo, desiguales, vampirizadoras, en el entorno laboral, personal o familiar? Como nos explica el psicólogo y consultor empresarial Albert J. Bernstein en su libro Vampiros emocionales (Edaf): “Los vampiros emocionales están ahí afuera, disfrazados como gente normal hasta que sus necesidades internas lo convierten en depredadores. No buscan tu sangre, sino tu energía emocional”.
Estos “vampiros”, añade el doctor, no sólo tienen la habilidad de exasperarte, sino de hipnotizarte y de obnubilarte con promesas falsas hasta enredarte en sus hechizos. Pero, ¿quiénes son? Es tu vecino cálido y cordial de cara a la gente, pero que por detrás propaga rumores; es tu jefe que da discursos sobre la formación y el pensamiento positivo, pero que después amenaza con despedir a sus empleados por errores insignificantes; es tu pariente, que es el más inteligente, pero que es incapaz de mantener un trabajo, o es tu propia pareja, cariñosa un día, y al siguiente fría y distante. Como nos explica este psicólogo, los vampiros emocionales ven el mundo de forma diferente a la generalidad. Sus percepciones están distorsionadas por sus anhelos de objetivos inmaduros e inalcanzables. Necesitan la atención completa y exclusiva de todo el mundo. Esperan un amor perfecto que da, pero que no exige nada a cambio. Desean vidas llenas de excitación, y tener a alguien que se ocupe de todo lo que sea difícil o aburrido. Su aspecto exterior les hace parecer adultos, pero por dentro siguen siendo un niño que no crece.
Cómo puedo reconocerlos
El error más peligroso que puedes cometer es pensar que estos “vampiros” son personas corrientes. Ellos se rigen por otras reglas sociales completamente diferentes a las que tú has seguido desde la infancia de manera automática. Es importante que las conozcas para que no te engañen. Sus reglas son las siguientes: los demás están para satisfacer sus necesidades; su idea de justicia es obtener lo que quieren cuando lo quieren; en las relaciones interpersonales “los vampiros” reciben, pero nunca dan; ellos nunca cometen errores, nunca se equivocan y sus motivos son siempre puros, nunca es culpa de ellos, por tanto nunca asumen la responsabilidad de su propia conducta y cuando no se salen con la suya son capaces de hacerle la vida imposible a las personas que le han negado algo. Pero, aunque lo parezca, nos explica Bernstein, no son intrínsecamente malos, sino que su inmadurez les permite actuar sin pensar en si sus actos son buenos o malos. Por eso, entender la inmadurez de estos vampiros es el arma definitiva. “Las estrategias más exitosas para tratar con los vampiros son precisamente las mismas que emplearías con tus hijos: establecer límites, estar preparado para las contingencias, ser consistente, mantener los discursos al mínimo, recompensar la buena conducta y soslayar la mala y, de vez en cuando, castigarlos”.
Ejemplos de estos “vampiros” se encuentran en la clasificación que el doctor Bernstein hace en su libro Vampiros emocionales. Comenzamos por los vampiros antisociales, que se les llama así porque son ajenos a las reglas sociales, son adictos a la excitación. Lo único que buscan en la vida es pasárselo bien y una gratificación inmediata de todos sus deseos. “De todos los vampiros, los antisociales son los más sexys y divertidos. La gente los acepta con facilidad y rapidez, y en seguida se queda cautivada por ellos. Además de esa diversión momentánea, poco tienen que dar, aparte de que no son fiables”, explica este psicólogo. Por este motivo, la mejor manera de protegerte es reconocerlos antes de que pongan en marcha todo su encanto. Una pista que te puede ayudar es saber lo que han hecho anteriormente, en el pasado, es el mejor indicador de lo que harán en un futuro.
En cambio, los vampiros histriónicos viven para conseguir atención y aprobación. Estar bien es su mejor especialidad. Éstos tienen lo que hace falta para que los contratéis o los dejéis entrar en vuestra vida sin reparos, pero hay que tener mucho cuidado, porque histriónico significa teatral; es decir, que todo lo que veis es un mero espectáculo y no es lo que recibiréis de ellos. Ellos piensan que jamás hacen algo inaceptable, como cometer errores o tener malos pensamientos sobre alguien. Sólo son personas agradables que quieren ayudar, y si les cuestionáis eso, es probable que sufráis. Como argumenta el doctor Bernstein, la mejor manera de protegerse es: “Conocerlos mejor que lo que ellos mismos se conocen”.
También existen los vampiros narcisistas, que son aquéllos que se ven como las personas más inteligentes y con más talento. Éstos se caracterizan porque no piensan nunca en los demás. Te harán sentir una persona especial cuando necesiten algo de ti, pero cuando lo consigan no se acordarán ni de tu nombre. “Para tratarlos con eficacia, debéis estar bien seguros de lo que queréis de ellos y haced que paguen siempre antes de obtener lo que quieren de vosotros”. No debemos olvidar que también están aquellos que se afanan en la perfección e intentan controlarlo todo, conocidos como vampiros obsesivos-compulsivos. Y, por último, encontramos a los vampiros paranoicos, cuyo objetivo es conocer la verdad y desterrar la ambigüedad de sus vidas. En su mente nada es accidental o al azar; todo significa algo y todo se relaciona con los demás. Estos vampiros ven cosas que los demás no pueden ver. Lo que no se dan cuenta es que su recelo evita que se le diga toda la verdad y sus dudas constantes espantan a la gente que promete estar a su lado.
Debes recordar
Los vampiros siempre tratarán de convencerte de que no existe más opción que someterte a lo que ellos quieren. ¡Mentira! Siempre existe otra alternativa, incluso marcharte.
La única forma que tiene un vampiro de vaciarte es aislándote. Utilizan “la hipnosis” para alejarte de la gente en quien confías y te convencen de que las normas en las que crees no tienen mayor aplicación. ¡No los escuches!, no te alejes de tus viejos amigos y guarda herméticamente tus valores. Los vampiros utilizan el miedo y la confusión para controlarte. Por esto, es preferible que en vez de huir asustado, te des la vuelta. Cuando tratas con un vampiro, la elección que parece más aterradora es normalmente la correcta. Como concluye el psicólogo Bernstein: “Las cruces y los ajos no te salvan de los vampiros emocionales, tu mejor defensa es el conocimiento, la madurez y el buen juicio”.
Fátima Santana
FUENTE: http://www.elle.es/pareja-sexo/mente-ok/como-reconocer-a-los-vampiros-emocionales

 RELACIONADO:
Albert J. Bernstein libro: VAMPIROS EMOCIONALES: http://es.scribd.com/doc/74653698/71965852-Vampiro-Emocionales-Albert-J-Bernstein

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