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domingo, 26 de febrero de 2012

LOS SECRETOS MEDITATIVOS DE LOS NINJAS



Aqui os comparto esta excelente entrada del Blog MOrning Star.



Ok, este post no habla de técnicas de invisibilidad ninja, pero sí del arte de desaparecer egocéntricamente ;)

Si te mueves a la izquierda, dejas una estela detrás de ti. Si te mueves a la derecha, lo mismo ocurre. Si quieres calmar el oleaje, ese "querer calmar" crea más olas. Tanto lo que se mueve como las olas son karma.

La primera vez que me di cuenta de este movimiento desesperado fue cuando quería cambiarme de país para irme a vivir con una chica. Recuerdo que una amiga me dijo que percibía una fuerte obsesión en mis actos. Me dolió escuchar eso. Estaba literalmente esclavizado a esa desesperación. Pero a pesar de que me di cuenta de que tanta impaciencia era nociva, ese movimiento tenía inercia propia. Debía esperar a que las olas se calmaran por sí solas. La imagen era tan clara: corría para todos lados, hacia los extremos, de la felicidad al sufrimiento, del dolor a la alegría, hacia arriba y hacia abajo. No había fin.

"¿No te cansas Alejandro?" Me preguntó mi psicoanalista cuando le conté sobre esto.

Le respondí que sí.

En ese momento solté las cuerdas. Solté mi plan, mi estrategia y mis objetivos. Más allá de deprirme por que había renunciado a cambiarme de país, sentí un alivio tan grande. Las aguas se calmaron poco a poco. El agente que movía las aguas comenzó a desaparecer.

Para llegar a tal invisibilidad podemos comenzar con soltar las cuerdas de lo que no podemos cambiar o controlar.

Si caminas sobre la nieve, dejarás huellas. Si intentas restaurar la planicie de la llanura nevada, dejarás nuevos rastros encima de los rastros viejos. Tanto el que camina como los rastros son karma.

Ayer una compañera budista mencionó en Twitter que no le gustaba la palabra "discípulo" porque esta la remitía al cristianismo. Algo muy similar me ocurre con la palabra "bendición". Aunque sepa que mi maestro espiritual habla sobre bendiciones en un sentido libre de falsedad o confusión, me desagrada la palabra porque me remite al fanatismo católico de México y este, a su vez, me lleva a la repulsión que sentía por la hipocresía de los católicos. A pesar de que ahora reconozco el gran valor de las religiones abrahámicas, es difícil que esas impresiones de mi infancia se borren por completo. No me preocupa, pero sé que si le declaro la guerra a tales huellas kármicas en mi torrente mental, sin duda desarrollaré una nueva aversión (esta vez en contra de los anticatólicos) que causará más problemas.

Las huellas se borran con el tiempo siempre y cuando estemos sintonizados con la impermanencia de las cosas. O sea, cuando meditamos.

Si permaneces quieto, el resto del universo te deja atrás. Si te adelantas, el universo entero queda atrás. Ambas decisiones te transforman en un relieve muy evidente condenado a tener fricciones con el universo.

Me temo que todos los novatos meditadores caemos en este error. La paz de las absorciones meditativas fue tan deseada en años anteriores de mi vida, que al llegar a esta fue difícil (por unos momentos) continuar con el desarrollo de los proyectos personales de vida. Cuando la meditación comienza a permear la experiencia, todo se vuelve tranquilo y apacible. Tanto que uno ya no se quiere mover.

Afortunadamente sabía de la existencia de esa trampa: por un lado tenemos el impresionante, pácifico y activo Dharmadhatu y por otro un estado estupefacto e inerte de la consciencia. Gracias a Dios el karma existe (ja!) y este me dio mis urgentes cachetadas pa' despertar del "sopor aeternus".

En la tradición Mahayana del budismo, uno de las prácticas consiste en desarrollar laperseverancia y entusiasmo. Amo esa enseñanza. La tentación de quedarse en la gigante paz de mi mente no desaparece, pero dicho entrenamiento me recuerda que la entrega completa a las actividades de mi vida es un orgasmo multidimensional incesante. En verdad lo es.

No creo que sea necesario describir las repercusiones del impaciente que se adelanta al universo, pero sólo diré que tanto el que se adelanta como las personas interdependientes al adelantado se estrellan con el incambiable ritmo de la realidad.

Entonces, por un lado tenemos chapoteos excesivos y huellas kármicas y, por otro, una quietud aletargada y una impaciencia adelantada que da duros golpes.

Todo ello causado por un agente.

¿Acaso sugiero que para evitar algún karma de este tipo uno debe actuar sin agente?

Así es. Eso es lo que hacen los ninjas: al actuar sin agente se vuelven invisibles.

Otras formas de llamarlo son:
- Movimiento sin ir y venir
- Quietud activa

O como le dije a una de mis alumnas: Zen on fire.

¿Y cómo se actua sin agente?
- Primero medita
- Luego, en meditación, te darás cuenta de que te aferras a la mente y al cuerpo
- Después, si no te asusta soltar tu mente y cuerpo, los dejarás ir y descubrirás que no eres algo definido (como el agitador de aguas o caminante que deja huellas kármicas) sino que eres indefinido.

De ahí en adelante, cualquier acción provendrá de un ser indefinido y eso, amigos, es libertad de la temida ley de causa y efecto: No importa que tanto te muevas en el océano, no dejarás ni una sola ola kármica, ni rastro alguno.

Tal y como los mercenarios japoneses realizaban sus actividades sin ser vistos y sin dejar pistas.

Anda, medita. Morning Star
http://lospasosdelalma.blogspot.com/2010/06/los-secretos-meditativos-de-los-ninjas.html

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