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sábado, 24 de marzo de 2012

sugar blues

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Gran cantidad de enfermedades físicas y mentales habituales están relacionadas con el consumo del azúcar "blanca" refinada.

Combinar correctamente los alimentos
Sean cereales azucarados, pastelería y café negro para desayunar; hamburguesas y Coca-Cola para comer o una cena completa por la noche, químicamente la dieta tipo americana es una fórmula que garantiza problemas estomacales.
A menos que hayas tomado mucha insulina o estés en shock diabético, o necesites usar el azúcar como antídoto, practicamente nadie tiene una causa justificada para consumir azucar sola. Los seres humanos necesitamos tanto el azúcar como la nicotina del tabaco. La adicción es una cosa, la necesidad otra.
Desde los tiempos del imperio persa hasta nuestros días, el azúcar se ha utilizado habitualmente para incrementar el sabor de otro alimento o bebida, como ingrediente en la cocina o como condimento en la mesa.

Dejemos a un lado de momento los efectos conocidos del azúcar (a largo y corto plazo) y concentrémonos en el efecto del azúcar combinada con otros alimentos diarios.

Cuando la abuela advertía que tomar galletas dulces antes de comer "estropearía el almuerzo" sabía lo que decía.

Puede que su explicación no satisfaciera a un químico pero como ocurre con otros axiomas tradicionales provenientes de la cocina, tales reglas se basan en años de prueba y error y cualifican para dar en el clavo.

La mayoría de los descubrimientos modernos sobre combinación de alimentos son cosas que la abuela daba por hecho.

Cualquier dieta o regimen que se siga por el sencillo propósito de perder peso es peligroso por definición. La obesidad se trata como una enfermedad en los Estados Unidos del siglo XX. Pero no lo es.

La obesidad es solamente un síntoma, un signo, una advertencia de que tu cuerpo está funcionando mal. Hacer dieta para bajar de peso es tan tonto y peligroso como tomar aspirinas para aliviar un dolor de cabeza antes de saber cuál es la causa del dolor. Quitar de enmedio el síntoma es como apagar la alarma. Deja la causa primaria tal como estaba.

Cualquier dieta o regimen que sigas si no persigue el restablecimiento total de la salud, es peligrosa. Mucha gente con sobrepeso está desnutrida. (El Dr. H. Curtis Wood enfatiza este extremo en su libro de 1971, Sobrealimentados pero desnutridos). Comer menos, puede agravar esta condición a menos que nos ocupemos de la calidad de lo que comemos, en vez de sólo en la cantidad.

Mucha gente, incluidos médicos, asume que si perdemos peso, perdemos grasa. No es necesariamente así.

Cualquier dieta que pone todos los carbohidratos juntos es peligrosa. Cualquier dieta que no considera la calidad de los carbohidratos y efectúa la distinción esencial entre carbohidratos naturales, no refinados como los granos ecológicos completos y los vegetales, y los carbohidratos refinados por el hombre como azúcar y harina blanca, es peligrosa.

Cualquier dieta que incluya azúcar y harinas refinadas, no importa el nombre "científico" que le den, es peligrosa.

Sustituir el azúcar refinado y la harina blanca por granos completos, vegetales y frutas naturales dentro de su estación, es la base de cualquier dieta razonable.

Cambiar la calidad de los carbohidratos que consumes puede cambiar tu calidad de vida y de salud. Si consumes alimentos naturales de buena calidad, la cantidad tiende a regularse por sí sola. Nadie va a comerse media docena de remolachas o un paquete de azúcar de caña. Y aunque lo hicieran, aún así será menos peligroso que unas pocas onzas de azúcar.

Los azúcares de todas las clases -azúcares naturales como los que hay en la miel y en la fruta, o refinados como la sucrosa- tienden a frenar la secreción de jugos gástricos y poseen un efecto inhibidor sobre la habilidad natural del estómago de moverse.

Los azúcares no empiezan a digerirse en la boca, como los cereales, o en el estómago, como la carne animal. Cuando se toman solas, pasan rápidamente a través del estómago al intestino delgado.

Cuando los azúcares se toman junto con otros alimentos -quizás carne y pan en un sandwich- son retenidos en el estómago durante un tiempo. El azúcar del pan y de la Coca-Cola se quedan ahí con la haburguesa esperando a ser digeridos. Mientras el estómago trabaja sobre las proteínas animales y el almidón refinado del pan, el azucar añadido practicamente garantiza una fermentación ácida rápida en las condiciones existentes de calor y humedad del estómago.

Basta el terrón de azúcar de tu café después del sandwich para convertir tu estómago en un fermentador. Basta un refresco con una hamburguesa para convertir tu estómago en un alambique.

El azúcar de tus cereales -sea que lo añadas tú o los compres azucarados- prácticamente garantiza una fermentación ácida.

Desde el principio de los tiempos, se han observado las leyes naturales en los dos sentidos de la palabra, en cuanto a combinación de los alimentos que se consumían. Se sabe que los pájaros comen insectos en un momento del día y semillas, en otro. Otros animales tienden a comer un tipo de alimento cada vez. Los animales carnívoros consumen sus proteínas crudas y solas (sin mezclarlas).

En Oriente, es tradicional comer alimentos yang antes que alimentos yin. Sopa de miso (proteínas fermentadas de soja, o sea yang) en el desayuno; pescado crudo (proteína yang) al comenzar la comida; luego viene el arroz (que es menos yang que el miso y el pescado) y luego los vegetales que son yin. Si alguna vez comes en compañía de una familia japonesa tradicional y alteras este orden, ellos te corregirán con cortesía pero con firmeza.

Las leyes que siguen muchos judíos ortodoxos prohiben hacer varias combinaciones en una misma comida, especialmente carne y productos lácteos. La existencia de utensilios especiales para las comidas derivadas de lácteos y otros diferentes para las comidas de carne, refuerzan este tabú en la misma cocina.

El hombre aprendió muy pronto cuáles eran las consecuencias de una combinación inapropiada de los alimentos en la comida.

Cuando tenía dolor de estómago producido por la combinación de fruta cruda con cereales, o de miel con avena, no iba a buscar tabletas antiácidas. Aprendió que no debía hacer esa combinación de alimentos. Cuando el exceso y la glotonería empezó a extenderse, los códigos y mandatos religiosos se invocaron en contra de tales acciones.

La glotonería es un pecado capital en la mayoría de las religiones, no obstante lo cual no existen advertencias o mandatos religiosos contra el azúcar refinada porque el abuso del azúcar, al igual que el abuso de las drogas, no apareció en la escena mundial hasta varios siglos después que los libros sagrados entraran en imprenta.

"¿Por qué tenemos que dar por bueno lo que encontramos en una competición de seres humanos debilitados y enfermos? preguntaba el Dr. Herbert M. Shelton "¿Debemos dar por hecho que las prácticas alimenticias actuales del hombre civilizado son normales? Heces fétidas, sueltas, como piedras, gases fétidos, colitis, hemorroides, sangre en las heces, la necesidad de usar papel higiénico, todo se barre junto en la órbita de lo normal..."

Cuando los almidones y los azúcares se toman juntos y sufren la fermentación, se convierten en dióxido de carbono, acido acético, alcohol y agua. Excepto el agua, todo lo demás son sustancias venenosas inutilizables.

La digestión enzimática de los alimentos, los prepara para que el cuerpo pueda utilizarlos. La descomposición bacteriana los vuelve no aptos para el uso. El primer proceso nos da nutrientes; el segundo, tóxicos.

Mucho de lo que pasa como nutrición moderna está obsesionada con la manía del recuento calórico. Se trata al cuerpo como si fuera una cuenta bancaria en la que depositamos calorías, igual que dinero y retiramos energía.

Deposita proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas y minerales cuantitativamente equilibrados y el resultado, teóricamente, es un cuerpo sano. Hoy en día, la gente cualifica como sana si puede reptar fuera de la cama, llegar a la oficina y fichar. Si no pueden hacerlo, llaman al doctor para cualificar como baja laboral, hospitalización, cura de descanso, cualquier cosa que les proporcione la paga diaria sin llegar al riñón artificial, cortesía de los que pagan impuestos.

Pero ¿dónde está el beneficio si esas calorías y nutrientes que teóricamente son necesarias consumir diariamente, si fermentan y se pudren en el tracto digestivo?

Los hidratos de carbono que fermentan en el tracto digestivo se convierten en alcohol y ácido acético, monosacáridos no digeribles.

"Para que un alimento consumido sostenga la vida del organismo, primero es necesario digerirlo", advirtió Shelton hace años, "no deben pudrirse".

Por supuesto, el organismo puede librarse de los tóxicos a través de la orina y de los poros; el nivel de tóxicos en la orina se toma como medida para saber cómo está el intestino. El cuerpo establece una tolerancia para estos tóxicos, del mismo modo que se ajusta gradualmente al consumo de heroína. Pero, dice Shelton, "la incomodidad debida a la acumulación de gases, el mal aliento, los olores fétidos son tan indeseables como lo son los tóxicos".

Azucar y salud mental.

En las épocas oscuras, raramente se encerraba a las almas sufrientes para que liberaran su locura. Esa clase de confinamiento comenzó en la época de la iluminación, después que el azúcar pasara de ser recetada por el boticario a convertirse en ingrediente imprescindible de los caramelos.

"La gran confinación de los locos", como lo denominó un historiador (10) empezó a finales del siglo XVII, después de que el consumo del azúcar se disparara en Reino Unido de un terrón o dos en la cerveza, a más de dos millones de libras por año.

Para entonces los médicos en Londres comenzaron a observar y registrar signos y síntomas físicos terminales de la enfermedad del azúcar ("sugar blues").

Mientras tanto, cuando los consumidores de azúcar no manifestaban síntomas físicos definitivos y los médicos estaban profesionalmente desconcertados, ya no se los diagnosticaba como "hechizados", sino como locos, insanos, emocionalmente perturbados.

Pereza, fatiga, desenfreno, desagrado paterno, cualquier problema era causa suficiente para encerrar a menores de veinticinco años en los primeros hospitales mentales parisinos. Bastaba una queja de los padres, familiares o del omnipotente cura del pueblo. Nodrizas con sus bebés, adolescentes embarazadas, chicos retrasados o discapacitados, ancianos, paralíticos, epilépticos, prostitutas o locos de atar, cualquiera que se quisiera echar de las calles y poner fuera de la vista, fue encerrado. El hospital mental sucedió a la caza de brujas y acoso de herejes como una forma más civilizada y humana de control social. Los médicos y los curas se encargaron del trabajo sucio de barrer las calles a cambio de favores reales.

Al principio, cuando se estableció en París el Hospital General por decreto real, se encerró a un uno por ciento de la población de la ciudad. Desde entonces y hasta el siglo XX, a medida que se incrementaba el consumo del azúcar, especialmente en las ciudades, también se incrementaba el número de gente confinada en el Hospital General.

Trescientos años más tarde, las personas "emocionalmente perturbadas" se convierten en autómatas andantes y sus cerebros están bajo control gracias a las drogas psicoactivas.

En la actualidad, los pioneros de la psiquiatría ortomolecular, como el Dr. Abram Hoffer, el Dr. Allan Cott, el Dr. A. Cherkin así como el Dr. Linus Pauling, han confirmado que la enfermedad mental es un mito y que la perturbación emocional puede ser nada más que el primer síntoma de la evidente incapacidad del sistema humano de controlar el stress de la dependencia al azúcar.

En Psiquiatría Ortomolecular, el Dr.Pauling escribe: "el funcionamiento del cerebro y de los tejidos nerviosos depende de forma más sensible del ritmo de las reacciones químicas que el funcionamiento de otros órganos y tejidos.

"Pienso que la enfermedad mental es en su mayor parte causada por índices de reacción anormales derivadas de la constitución genética y la dieta, y por concentraciones anormales de moléculas de sustancias esenciales. La elección de los alimentos (y los fármacos) en un mundo que pasa por cambios científicos y tecnólogicos rápidos, la mayoría de las veces dista mucho de ser la mejor".(11)

En su artículo "Terapia Megavitamínica B3 para la esquizofrenia", el Dr. Abram Hoffer destaca: "se aconseja a los pacientes que sigan un buen programa nutricional con restricción de sacarosa y alimentos ricos en ella." (12)

Investigaciones clínicas realizadas con chicos hiperactivos y psicóticos así como con lesiones cerebrales y retraso en el aprendizaje han demostrado:

"Un historial familiar de diabetes anormalmente alto, es decir, padres y abuelos que no podían manejar el azúcar; un índice anormalmente alto de bajo nivel de glucosa en sangre o hipoglucemia funcional en los mismos chicos de las investigaciones clínicas, lo que indica que sus organismos no pueden manejar el azúcar; dependencia de un nivel alto de azúcar en las dietas de estos mismos chicos cuyos organismos no pueden manejar el azúcar.

Las averiguaciones realizadas sobre el historial dietético de pacientes diagnosticados con esquizofrenia revelan que sus dietas son ricas en dulces, caramelos, tartas, café, bebidas descafeinadas y alimentos que contienen azúcar. Estos alimentos, que estimulan las gládulas adrenales, deberían eliminarse o restringirse drásticamente". (13)

La vanguardia de la medicina moderna ha redescubierto lo que el modesto hechicero aprendió hace mucho a través de un concienzudo estudio de la naturaleza.

"En más de veinte años de trabajo psiquiátrico", escribe el Dr. Thomas Szasz, "nunca he conocido a un psicólogo clínico que informara, durante un exámen proyectivo, que un sujeto es mentalmente saludable. Mientras que es posible que algunas brujas se hayan librado, ningún "loco" sobrevive a un exámen psicológico. No existe persona o comportamiento que para un psiquiatra moderno no sea plausible diagnosticar como anormal o enfermo". (14)

De la misma manera era en el siglo XVII. Una vez que se llamaba al doctor o al exorcista, éstos tenían que hacer algo. Si fallaban en su intento, había que encerrar al pobre paciente. Se dice habitualmente que los médicos entierran sus errores.

Los médicos y psiquiatras apartan a los pacientes, los encierran.

En los cuarenta (1940) el Dr. John Tintera redescubrió la importancia vital del sistema endocrino, en especial de las glándulas adrenales, en "la actividad mental patológica, o "cerebro alucinado". En doscientos casos en tratamiento por hipoadrenocorticismo (falta de de producción adecuada de hormona corticoadrenal, o desequilibrio entre estas hormonas), descubrió que las principales quejas de sus pacientes eran con frecuencia similiar a aquellas de personas cuyos sistemas no eran capaces de manejar el azúcar: fatiga, nerviosismo, depresión, aprehensión, necesidad de dulces, incapacidad para metabolizar el alcohol, incapacidad de concentrarse, alergias, baja presión, enfermedad del azúcar (sugar blues).

El Dr. Tintera insistió que todos sus pacientes pasaran por un examen de cuatro horas de tolerancia a la glucosa (ETG) para ver si sus organismos eran capaces de manejar el azúcar o no. Los resultados fueron tan sorprendentes que los laboratorios los verificaron dos veces y se disculparon por lo que creyeron que eran lecturas incorrectas. Lo que los dejó atónitos fueron las curvas bajas, chatas procedentes de los pacientes más jóvenes. Este procedimiento de laboratorio solamente se había llevado a cabo antes en pacientes con síntomas que hacían presuponer la existencia de diabetes.

La definición de esquizofrenia según Dorland (Dementia praecox según Bleuler) incluye la frase "frecuentemente reconocida durante la adolescencia o poco después", y en referencia a la hebefrenia y catatonia, "que aparecen pronto después del inicio de la pubertad".

Estas condiciones podría parecer que comienzan o se agravan con la pubertad, pero si se investiga el pasado del paciente con frecuencia se encontrarán indicios ya presentes en el nacimiento, durante el primer año de vida y también durante los años de guardería y colegio. Cada uno de estos períodos tiene su cuadro clínico característico, que se hace más marcado en la pubertad y es frecuentemente causa de quejas de delincuencia juvenil o bajo rendimiento por parte de los profesores y tutores.

Una prueba de tolerancia a la glucosa en cualquiera de estos períodos podría advertir a los padres y a los médicos, ahorrando inumerables horas y pequeñas fortunas empleadas en estudiar la psique y el entorno de un niño en busca de desajustes de relevancia cuestionable en su desarrollo emocional.

La negatividad, la hiperactividad y una resistencia obstinada a la disciplina, son indicaciones definitivas para por lo menos, un mínímo de análisis clínicos: orina, sangre completa, determinación del PBI y prueba de tolerancia de glucosa de cinco horas.

Una ETG puede realizarse a un chico jóven con el micro-método sin trauma para el paciente. Es más, personalmente creo que estos cuatro análisis deberían ser rutinarios para todos los pacientes, incluso antes de pasar al exámen físico y de antedentes.

En todos los debates sobre adicción a las drogas, alcoholismo y esquizofrenia se sostiene que no hay un tipo constitucional que sea más proclive a estos problemas. Casi universalmente, se sostiene que todos estos individuos son emocionalmente inmaduros. Nuestro objetivo desde hace tiempo es persuadir a los médicos, estén orientados a la psiquiatría, la genética o la fisiología, que admitan que un tipo de individuo a nivel endocrino está involucrado en la mayoría de estos casos: el individuo hipoadrenocortical.

Tintera publicó varios artículos médicos. Una y otra vez, enfatizó que la mejoría, el alivio , la paliación o la cura "dependía de la restauración del funcionamiento normal de todo el organismo". Su primera prescripción de tratamiento era la dieta.

Una y otra vez Tintera dijo que "la importancia de la dieta nunca podía enfatizarse en exceso". Estableció un dramático mandato permanente contra el azúcar en todas sus formas.

Mientras Egas Moz de Portugal recibía un Premio Nobel por diseñar la operación de lobotomía para el tratamiento de la esquizofrenia, el premio de Tintera fue el acoso y la persecusión por parte de los "expertos" de la medicina organizada.

En tanto que la implicación dramática que hizo Tintera del azúcar como causa de lo que se llamó "esquizofrenia" pudo confinarse a las revistas médicas, se lo dejó en paz, se lo ignoró. Mientras se mantuviera confinado a su territorio, la endocrinología, lo toleraron. Aún cuando sugirió que el alcoholismo estaba relacionado con adrenales castigadas por el abuso del azúcar, lo dejaron tranquilo simplemente porque los médicos habían decidido que no tenían nada que hacer en los casos de alcoholismo hasta que los pacientes empeoraran. Estaban conformes con dejarlos en Alcohólicos Anónimos.

Pero cuando Tintera tuvo el atrevimiento de sugerir en una revista de circulación general que "es ridículo hablar de tipos de alergia porque existe solamente un tipo: glándulas adrenales dañadas por el azúcar", ya no pudo seguir siendo ignorado.

Los alergólogos tenían un buen chanchullo. Los espíritus alérgicos llevaban años entreteniéndose mutuamente con historias de alergias exóticas -cualquier cosa desde plumas de caballo a colas de langosta, y entonces aparece uno que dice que nada de esto es importante: quítenles el azúcar a sus pacientes y manténgalos alejados de ella.

Quizás, la muerte prematura de Tintera, en 1969 a la edad de cincuenta y siete años facilitó que la profesión médica aceptara descubrimientos que una vez les parecieron tan lejanos como la sencilla tesis médica oriental para la genética y la alimentación, el yin y el yang.

En la actualidad, médicos de todo el mundo repiten lo que Tintera anunció hace años: a nadie, absolutamente a nadie, debería permitírsele iniciar lo que se conoce como "tratamiento psiquiátrico", en ningún lugar, jamás, a menos que, y hasta que, se les haya hecho una prueba de glucosa para determinar si pueden manejar el azúcar.

La medicina preventiva va más lejos y sostiene que como normalmente pensamos que somos capaces de manejar el azúcar porque de partida tenemos glándulas adrenales en buenas condiciones, por qué esperar hasta que den signos de estar agotadas. Quitemos la sobrecarga ahora mismo, eliminado el azúcar en todas sus formas, empezando por el refresco que tienes en la mano.

Te quedas alucinado cuando echas un vistazo a lo que ha pasado por historia médica. A través de los siglos, a las almas agitadas se las asó por estar encantadas, se las exorcizó por estar poseídas, se las encerró por locura, se las torturó por locura masturbatoria, se las puso en tratamiento psiquiátrico por psicosis y se las lobotomizó por esquizofrenia.

¿Cuántos pacientes habrían escuchado si sus sanadores locales les hubieran dicho que lo único que los tenía achacosos era la enfermedad del azúcar (sugar blues)?

Citas:
1. Martin, William Coda, "When is a Food a Food-and When a Poison?",Michigan Organic News, March 1957, p. 3.
2. ibid.
3. McCollum, Elmer Verner, A History of Nutrition: The Sequence of Ideas in Nutritional Investigation, Houghton Mifflin Co., Boston, 1957, p. 87.
4. op. cit., p. 88.
5. op. cit., p. 86.
6. Price, Weston A., Nutrition and Physical Degeneration: A Comparison of Primitive and Modern Diets and Their Effects, The American Academy of Applied Nutrition, California, 1939, 1948.
7. Hooton, Ernest A., Apes, Men, and Morons, Putnam, New York, 1937.
8. Shelton, H. M., Food Combining Made Easy, Shelton Health School,Texas, 1951, p. 32.
9. op. cit., p. 34.
10. Foucault, Michel, Madness and Civilization: A History of Insanity in the Age of Reason, translated by R. Howard, Pantheon, New York,1965.
11. Pauling, Linus, "Orthomolecular Psychiatry", Science, vol. 160, April 19, 1968, pp. 265-271.
12. Hoffer, Abram, "Megavitamin B3 Therapy for Schizophrenia", Canadian Psychiatric Association Journal, vol. 16, 1971, p. 500.
13. Cott, Allan, "Orthomolecular Approach to the Treatment of Learning Disabilities", synopsis of reprint article issued by the Huxley Institute for Biosocial Research, New York.
14. Szasz, Thomas S., The Manufacture of Madness: A Comparative Study of the Inquisition and the Mental Health Movement, Harper & Row, New York, 1970.
15. Tintera, John W., Hypoadrenocorticism, Adrenal Metabolic Research Society of the Hypoglycemia Foundation, Inc., Mt Vernon, New York,1969.

Azúcar y salud - Parte I

Azúcar y salud - Parte II

Azúcar y salud - Parte III
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