La meditación. ¿Por qué, cómo y para qué? (I).
Un amigo me ha sugerido escribir sobre la meditación, y vamos a intentarlo.
Hay mucha información al respecto, así que, lo único que puedo aportar como novedad, será mi propia apreciación personal, basada en mi experiencia de más de diez años de práctica diaria (y mucho más tiempo anteriormente, de tímidas aproximaciones, pero sin tomarla con la seriedad que merece).
En primer lugar, hay que advertir que la palabra “meditación” (del latín “meditatio”) significa centrar nuestra mente sobre “algo”, o reflexionar sobre “algo”. Sin embargo, desde que la cultura oriental influye en occidente, este concepto de “meditación”, adquiere otra acepción nueva, para identificar técnicas similares que añaden a esa “concentración” la “contemplación / observación” (en el cristianismo sería la“contemplación” de los místicos). Prácticamente todas las culturas han tenido (y tienen) este tipo detécnicas. Siendo las más conocidas por su difusión actual, las orientales: en el hinduismo (yoga) en la India, el budismo con sus ramificaciones y adaptaciones a las diferentes culturas: tibetana en el Tibet, Chen (zen) en China, Zen en Japón, etc... Por lo tanto, podemos intuir que hay infinidad de escuelas, con sus diferentes técnicas y que asignan diferentes nombres a ese estado (curioso), que se ha decidido llamar “meditación”.
Pienso, que independientemente de la técnica utilizada, un primer paso, es conseguir dominar la “atención” de nuestra “mente”(y mantenerla) sobre “algo”. Ese “algo” puede ser un objeto externo, una idea, una imagen, una tarea o incluso el vacío. Es decir, el primer paso tiene que ver con el concepto que teníamos de “concentrar la mente” sobre “algo”, o lo que es lo mismo, fijar y mantener nuestra atención. Esto es algo que los “buenos” practicantes de Kung-fu, Tai-chi, Chi-kung y otras artes marciales conocen. Una “kata” (forma o secuencia de movimientos) de cualquiera de este tipo de técnicas puede ser una meditación.
Esto que acabo de indicar, aparentemente muy sencillo, no es fácilde llevar a cabo para la inmensa mayoría, sin una práctica constante (igual que para cualquier otra cosa), y menos actualmente. ¿Por qué?. La respuesta a este porqué, es una de las razones del por qué, es aconsejable la meditación.
De un tiempo a esta parte (yo diría que desde principios del siglo XX) vivimos en un entorno de “sobre-excitación sensorial en crescendo exponencial”. La información que recibimos actualmente durante un año, es superior a la que recibía un antepasado nuestro a lo largo de toda su vida. Esto, hace que nuestra “mente” vaya de un pensamiento a otro, no hay descanso mental. Nuestra mente se "llena" de pensamientos automáticos, es decir, va de pensamientos del pasado al futuro y viceversa, en respuesta a esa sobre-estimulación sensorial y la auto-estimulación de los propios pensamientos, evitando vivir el presente. El único instante verdadero que existe. Todo esto provoca una dispersión mental generalizada (implica un gran esfuerzo pensar en algo concreto) y esto va creando un stress mental, que establece las bases para que aparezcan las angustias, depresiones y desequilibrios físico-mentales.
Por lo tanto, si queremos reconducir y tomar las riendas de nuestra descontrolada “mente”, pienso que es recomendable utilizar la meditación (independiente de la técnica elegida, y elegir la que mejor se adapte a las preferencias personales).
Por lo tanto, si queremos reconducir y tomar las riendas de nuestra descontrolada “mente”, pienso que es recomendable utilizar la meditación (independiente de la técnica elegida, y elegir la que mejor se adapte a las preferencias personales).
En la próxima entrada, intentaré explicar la técnica que yo más utilizo. No es ni mejor ni peor que cualquier otra. Pero hasta entonces, recomiendo ejercicios de observación y concentración.
Ejercicios de observación: observar un amanecer/atardecer(justo antes de que aparezca el Sol, o justo despues de que se oculte) la cantidad de colores que se pueden apreciar. Observar la multitud de tonos de verde que se puede dar en cualquier campo/bosque. Observar nuestra propia respiración de vez en cuando, es decir, hacer respiraciones “conscientes” de vez en cuando (conscientes, no quiere decir ni profundas, ni diferentes a las habituales, simplemente que observemos con atención nuestra propia respiración)
Ejercicios de observación: observar un amanecer/atardecer(justo antes de que aparezca el Sol, o justo despues de que se oculte) la cantidad de colores que se pueden apreciar. Observar la multitud de tonos de verde que se puede dar en cualquier campo/bosque. Observar nuestra propia respiración de vez en cuando, es decir, hacer respiraciones “conscientes” de vez en cuando (conscientes, no quiere decir ni profundas, ni diferentes a las habituales, simplemente que observemos con atención nuestra propia respiración)
Ejercicio de concentración: Cuando lo decidamos, prestar atención durante un tiempo, a todo los que estamos haciendo (evitando realizar acciones en automático).
La próxima entrada describiré la técnica de meditación que utilizo normalmente.
Imagen principal, creada por nuestra colaboradora. Hablaremos de ella al final de la secuencia de entradas
La meditación. ¿Por qué, cómo y para qué? (II).
Ante todo, ir a meditar sin ningún prejuicio, ni esperando nada concreto, y simplemente como observador. Nada de analizar con nuestra mente discursiva.
En primer lugar, y mientras no tengamos experiencia, tenemos que buscar un lugar tranquilo, y lo más silencioso posible, donde no se nos pueda molestar. Luego, tendremos que agenciarnos un temporizador o avisador (hay relojes que tienen esta función), que podamos utilizar para programar una alarma (no muy escandalosa). El tiempo que programaremos, es decir, el que dedicaremos a “meditar”, debe estar comprendido entre cinco minutos como mínimo y media hora como máximo (aconsejable entre quince y veinte minutos).
En las técnicas budistas, son muy importantes las posiciones del cuerpo (hasta la de la lengua), sin embargo, con esta técnica no es tan importante. La única condición, es que la espalda este lo más recta posible. Podemos estar sentados en una silla, con la espalda recta, los pies apoyados en el suelo y los antebrazos y manos apoyadas con las palmas hacia abajo sobre los muslos, si se quiere, se pueden juntar las yemas de los dedos pulgar e índice (mudra), pero en esta posición, nunca cruzar piernas o brazos. Por supuesto, quien pueda hacer las posiciones de“semi loto”, o “loto completo”, mejor todavía, porque estas posiciones, fuerzan la espalda a que esté recta. Para los más cómodos, también se puede hacercompletamente tumbado.
Desconectar el teléfono, móvil, etc…, porque parece que cuando nos ponemos a meditar, activamos un avisador luminoso diciendo: ¡Llamarme!, je,je.
Una vez puestos en la posición elegida, evitamos estar tensos, buscamos una posición natural, sin tensiones (brazos, piernas, cara, boca, relajados).
Bien ahora haremos por lo menos tres respiraciones conscientes profundas (más respiraciones si estamos muy alterados).Comenzamos expulsando todo el aire por la boca, hasta vaciar los pulmones. Después inspiramos poco a poco por la nariz, hasta llenar los pulmones completamente (el estomago saldrá hacia fuera al ser presionado por el diafragma), volvemos a tirar el aire poco a poco por la boca, hasta vaciar los pulmones. El tiempo de expulsión de aire y de inspiración, deben ser prácticamente iguales. Observaremos con atención estas maniobras respiratorias (respiración consciente). Una vez hayamos completado las secuencias de respiraciones (tres como mínimo), nos damos unaorden mental “voy a meditar para……” (los puntos suspensivos puede ser: relajarme, centrarme, tener paz interior, ser ecuánime, es decir, la intención con la que se hace la meditación) pulsamos el temporizador para que comience su cuenta y cerramos los ojos (sin apretarlos).
Ahora respiraremos con normalidad (no profundamente). Nuestra mente comenzará con su “lluvia de pensamientos” (entrelazados o no). Bien ahora es cuando debemos centrar la mente.
Bien ahora haremos por lo menos tres respiraciones conscientes profundas (más respiraciones si estamos muy alterados).Comenzamos expulsando todo el aire por la boca, hasta vaciar los pulmones. Después inspiramos poco a poco por la nariz, hasta llenar los pulmones completamente (el estomago saldrá hacia fuera al ser presionado por el diafragma), volvemos a tirar el aire poco a poco por la boca, hasta vaciar los pulmones. El tiempo de expulsión de aire y de inspiración, deben ser prácticamente iguales. Observaremos con atención estas maniobras respiratorias (respiración consciente). Una vez hayamos completado las secuencias de respiraciones (tres como mínimo), nos damos unaorden mental “voy a meditar para……” (los puntos suspensivos puede ser: relajarme, centrarme, tener paz interior, ser ecuánime, es decir, la intención con la que se hace la meditación) pulsamos el temporizador para que comience su cuenta y cerramos los ojos (sin apretarlos).
Ahora respiraremos con normalidad (no profundamente). Nuestra mente comenzará con su “lluvia de pensamientos” (entrelazados o no). Bien ahora es cuando debemos centrar la mente.
Si nuestro hemisferio predominante es el izquierdo, es decir, somos derechos y tenemos la parte lógica muy desarrollada, nos será más fácil centrar la mente, utilizando una cuenta atrás, pero si puede ser con un idioma diferente al materno, por ejemplo en mi caso, lo hacía en ingles ( a hundred, ninety-nine, ninety-eight,…). Mientras nuestra mente está centrada en la cuenta, no piensa en otra cosa. Si perdemos la cuenta, no pasa nada, es lo suyo y volvemos a empezar. Si terminados la cuenta, también volvemos a empezar. Esos pequeños microsegundos en el que podemos perder la cuenta o titubear, sería el estado de meditación buscado. Es como un “sueño consciente”, donde al principio se intensifican los sentidos.
Si nuestro hemisferio dominante es el derecho (somos zurdos, o muy creativos), entonces nos será más fácil imaginar una imagen, pero esta debe ser estática, y centrar nuestra mente en esa imagen para observarla detenidamente (pero no crear una historia, simplemente una imagen estática, una esfera, un cubo, una cruz, el símbolo ohm, etc… )
También podemos utilizar nuestra propia respiración, como objeto de observación, incluso observar cual es el primer pensamiento que aparece.
Cuando suene la alarma del temporizador, abrimos los ojos, soltamos el aire poco a poco por la boca, e inspiramos nuevamente por la nariz, y hacemos tres respiraciones profundas como al principio y nos damos la orden de “he terminado la meditación”.
Recordar: Ser observadores. NO esperar nada. Ante cualquier sensación, imagen, o lo que sea, simplemente observar, nunca intentéis analizar nada con el pensamiento discursivo, porque se interrumpe el estado. Después de la meditación (si lo recordáis) podéis intentar analizar.
Si nuestro hemisferio dominante es el derecho (somos zurdos, o muy creativos), entonces nos será más fácil imaginar una imagen, pero esta debe ser estática, y centrar nuestra mente en esa imagen para observarla detenidamente (pero no crear una historia, simplemente una imagen estática, una esfera, un cubo, una cruz, el símbolo ohm, etc… )
También podemos utilizar nuestra propia respiración, como objeto de observación, incluso observar cual es el primer pensamiento que aparece.
Cuando suene la alarma del temporizador, abrimos los ojos, soltamos el aire poco a poco por la boca, e inspiramos nuevamente por la nariz, y hacemos tres respiraciones profundas como al principio y nos damos la orden de “he terminado la meditación”.
Recordar: Ser observadores. NO esperar nada. Ante cualquier sensación, imagen, o lo que sea, simplemente observar, nunca intentéis analizar nada con el pensamiento discursivo, porque se interrumpe el estado. Después de la meditación (si lo recordáis) podéis intentar analizar.
En mi caso particular, realizo, desde hace más de una década, una meditación por la mañana y otra por la noche (y si las circunstancias lo requieren, más veces) , y mi consejo es crear un hábito similar. Llegará un momento, en que la meditación será muy importante para vuestras vidas. Con la práctica, no será necesario contar para entrar en ese estado, ni el temporizador para salir, saldremos de la meditación en el tiempo que ordenemos, tampoco será necesario ningún lugar en especial.
La próxima entrada hablaremos de los ¿para qué?
La meditación. ¿Por qué, cómo y para qué? (III).
La tercera pregunta ¿para qué? parece tener una respuesta general, y otra que puede depender de nosotros, es decir, de nuestras propias creencias.
La parte general, independientemente de la posición metafísicatomada, sea esta “materialista” (todo fenómeno brota única y exclusivamente de la materia) o creer que somos algo más que materia es decir, tenemos aspectos multidimensionales (llamemos a esta opción “espiritualista”, en contraposición a “materialista”) tiene que ver con lo ya apuntado, conrespecto a la sobre-estimulación sensorial, el “parloteo” mental y el estrés continuo, típico de nuestro entorno actual. Por lo tanto, por medio de la meditación que hemos comentado, podemos “relajar la mente” de ese estrés continuo. Por supuesto, no es necesario ningún conocimiento intelectual especial. Se puedenexperimentar los resultados empíricamente practicándola, pero para los más inquisitivos, también se pueden explicar sin problemas desde un punto fisiológico (más materialista e intelectual):
Durante la fase de estrés positivo (necesario para nuestra supervivencia y actividad) hay un torrente de químicos (hormonas) en nuestro organismo, que facilitan nuestra actuación, adrenalina y noradrenalina (vehículos químicos del interés y sensación de vitalidad), dopamina (vehículo químico del enfoque y eliminación de distracción), serotonina (vehículo químico que facilita el estado de ánimo: confianza). Pero si se mantiene más de hora y medio este estado, sin posibilidad de “relajación física y mental”, comienza elestrés negativo o distrés. Desaparece la adrenalina, noradrenalina, dopamina y serotonina de nuestro torrente sanguíneo y se llena de cortisol (en respuesta a la sensación de agotamiento), comienza la irritación, la pérdida de concentración y facilita las emociones negativas. Estas sensaciones del “distrés” continuadas, no solamente aparecen cuando no nos recuperamos de una situación de estrés, también aparecen cuando somos incapaces de afrontar desafíos, o ante situaciones de incertidumbres (1). Esta actitud continuada, ya está demostrado, que puede llevar a desequilibrios físicos (somatizar enfermedades) más o menos graves, problemas cardiovasculares, intestinales, ansiedad, depresión, etc.… en función, de las características personales del propio sujeto. Esto lo investigan las disciplinas psicosomatología, la psiconeuroinmunología entre otras.
La meditación puede ser una herramienta, con la que podemos re-equilibrar nuestro sistema hormonal, y además (y en mi caso concretamente lo he comprobado), también se mejora nuestra capacidad de respuesta y actitud, frente a desafíos e incertidumbres, haciendo que estas, no desaten el mecanismo automático de distrés.
Solamente por lo anteriormente expuesto, ya parece interesante el plantearse el tema de la meditación.
Para los “espiritualistas” (entiéndase no materialistas) y los “materialistas” que quieranexperimentar (apartando sus prejuicios), la meditación, puede ser otro camino de “investigación” paralela a la científica clásica. En este caso, el objeto de investigación somos nosotros mismos y nuestras experiencias interiores. A través de estas técnicas, se pueden llegar a “sensaciones” o “pre-sentimientos” de certezas, que más tarde pueden ser razonadas lógicamente.
No describo ninguna sensación, ni experiencia para no “condicionar” respuestas y crear perspectivas. Pero puedo afirmar, que he compartido experiencias subjetivas con personas que han meditado, y hemos podido objetivar sensaciones y experiencias similares.
En la próxima entrada, podemos profundizar un poco más en estos aspectos, si ya han habido experiencias que queráis compartir. Incluso comentar otras técnicas de meditación contemplativa.
(1) Fuente: “Vivir es un asunto urgente” del Dr. Mario Alonso Puig
Imagen principal de nuestra colaboradora.
Imagen tal y como aparece en:
(http://4grandesverdades.wordpress.com/2011/03/08/la-meditacion-y-los-negocios/)
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(http://4grandesverdades.wordpress.com/2011/03/08/la-meditacion-y-los-negocios/)
La meditación. ¿Por qué, cómo y para qué? (y IV).
Entreme donde no supe
y quédeme no sabiendo
toda sciencia trascendiendo
Yo no supe donde estaba
pero cuando allí me vi
sin saber donde me estaba
grandes cosas entendí
no diré lo que sentí
que me quedé no sabiendo
Toda sciencia transcendiendo…
y quédeme no sabiendo
toda sciencia trascendiendo
Yo no supe donde estaba
pero cuando allí me vi
sin saber donde me estaba
grandes cosas entendí
no diré lo que sentí
que me quedé no sabiendo
Toda sciencia transcendiendo…
Primeros versos del poema “Entreme donde no supe” de San Juan de la Cruz.
El poema completo lo podéis leer en:http://famille.delaye.pagesperso-orange.fr/Juan/poesias.html
La primera vez que escuché este poema (en casa de unos amigos), quedé impresionado, porque enseguida me vino al pensamiento: “la meditación”. Hasta entonces, tengo que confesar que yo no era muy dado a la poesía.
Este enfoque de la meditación-contemplación, es el que depende de la “creencia” individual de cada uno de nosotros, y es por lo tanto para los “espiritualistas” (entiéndase como tales, a aquellos que creemos en algo más que la materia) un camino de investigación.
No me gustaría terminar esta secuencia de entradas sobre la meditación, sin apuntar la siguiente
reflexión, que considero de máxima importancia:
No existe una conexión directa entre la práctica de la meditación-contemplación y la virtud. Es decir, el meditar no implica automáticamente un juicio “moral bueno” o un comportamiento ético. Por lo tanto, para que la práctica meditativa tenga valor como contribución “positiva” a todo el mundo, es necesaria un compromiso en el desarrollo moral individual por nuestra parte (en el budismo esto es lo que se conoce como el “Noble óctuple sendero”: pensar correcto, acción correcta, etc…). Una vez que la voluntad está en ese camino, la meditación lo potencia. Una clave está en la humildad (nos sentirnos superiores a ningún otro ser humano) y la otra la “reverencia”, pero no a las personas, sino a esos principios éticos-morales “elevados”, que a todos nos gustaría que estuviesen presentes en el mundo.
Para profundizar en esto, hay un libro muy interesante al respecto:“Meditation as Contemplative Inquiry: When Knowing Becomes Love”Del Dr. Arthur Zajonc.
http://www.arthurzajonc.org/Publications.php
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